22 oct 2008

CAPÍTULO 2: ARGENTINA (VII)

Continuación de "ARGENTINA (VI)"


Ruinas de Quilmes, Cafayate y La Viña.

...Re-anduvimos en sentido inverso el camino hecho algunas horas atrás y a pesar de que ahora era en bajada el viento había cambiado y al tenerlo cruzado nos complicaba un poco la visibilidad, la tierra suelta que nos soplaban los vehículos con los que nos cruzábamos. El suplicio sin saberlo aún no había empezado, al regresar a la carretera principal, la ruta nacional 9, nos encontramos con el mismo paisaje que habíamos rodado desde Amaicha, pero con un viento bastante caprichoso, insistente e intenso que se dirigía justamente hacia el sur mientras nosotros íbamos hacia el norte.


Para que detallar el suplicio en el que se transformó la llegada a Colalao del Valle que fue el primer centro poblado (muy bonito) con el que cual nos encontramos.



En la hermosa y acogedora plaza de este pueblito, intentamos recuperar algo de energía con lo que quedaba de nuestra granola uruguaya y con la miel que aún cargábamos desde Melo, (Cerro Largo, Uruguay) que muy gentilmente nos regalaron hace más de dos meses atrás. Luego de unos 15 minutos y durante la salida escolar retomamos el pedaleo que nos llevaría a dejar esta provincia tan bonita de Tucumán.



El camino no fue menos difícil para lograr llegar a Tolombón, primer lugar poblado de la provincia de Salta. Para ese entonces el viento apenas había disminuido y el paisaje había cambiado notoriamente, era muy claro por los intensos verdes que nos encontrábamos ya en una zona de viñedos.
Sobre el límite norte de Tolombón hicimos una nueva parada ante el cansancio, pero sobre todo ante la frustración de los carteles que nos llevaban hacia atrás y hacia delante confundiéndonos y dejándonos desconcertados respecto a la distancia real a la que nos encontrábamos de nuestro destino final del día; Cafayate.

Luego de algunos minutos de descanso emprendimos nuestro último trecho del día, el que ya desde donde estábamos se veía complicado por los repechos que teníamos que atravesar en pocos minutos más, aunque nunca como el trayecto de Tafí del valle al Infiernillo (en Tucumán), los repechos eran importantes y si además tenemos en cuenta el cansancio y lo largo que nos se nos había hecho el día, el agua, la miel, los frutos secos, las frutas que nos quedaban y hasta algún caramelo no eran suficientemente potentes para completar estos 12 km. que nos quedaban. Por lo tanto, hicimos varias paradas, algunas subidas a pie para refrescar la mente, masajearnos las piernas y animarnos mutuamente, finalmente para las xx p.m. empezamos a divisar y seguidamente a atravesar granjas de viñedos y bodegas muy importantes, 2 o 3 kms. nos separaban de nuestro arribo a Cafayate donde viéramos la bienvenida a esta turística ciudad de Salta, alrededor de las 7 de la tarde.


Como de costumbre y con la 9 mm. nos dirigimos a la municipalidad que para nuestra fortuna estaba abierta, Sebastián Casimiro, el secretario del gobernador nos acomodó una noche en el complejo deportivo municipal y nos aseguró todo el fin de semana en un bungalow (cabañita) del camping municipal ahorrándonos de esta forma una buena cantidad de tiempo y sobre todo de dinero.

Nos fuimos al complejo deportivo y luego de bañarnos mientras, Jazmín cocinaba nuestro querido amigo, Pablo salió “armado” a buscar víveres para los días subsiguientes. Una hora y media después volvió con seis tipos diferentes de quesos ( c/u de unos 300 grms.), agua envasada y pan. Con esta gran fiesta terminó el agotador día (estamos muy agradecidos con el encargado que estaba esa noche en el supermercado Supernova).

Cuando los primeros rayos de sol de la mañana del 9 de octubre golpearon en nuestra ventana para hacernos saber que era otro hermoso nuevo día, mientras Jazmín calentaba agua para un té, Pablo salió a hacer la ronda por las panaderías volviendo una hora después con varias lindas fotos y un buen botín.


Luego de un rico desayuno nos dirigimos al camping “Loro Huasi” (casa del loro) donde nos atendió muy gentilmente la recepcionista y nos mostró el bungalow que nos tenía reservado para nosotros por orden del amigo Sebastián, allí dejamos nuestras cosas y nos fuimos a Internet, a dar señales de vida y a comenzar el reconfortante, pero largo proceso de redacción de fotos para el blog.
Este día transcurrió sin grandes novedades y quedó gran parte del trabajo del blog pendiente para el día siguiente.


El sábado 11 de noviembre alistándonos para el ayuno y día reflectivo, nos levantamos como de costumbre bastante temprano y luego de completar las 10 horas que conjuntamente con ayer llevó el trabajo del blog, mientras que cada uno por su lado hacía lo que mejor le pareciera.

La cena de esa noche fue unan pasta con queso y salsa de tomate la cual luego de 24 horas sin comer fue bastante gustosa.



El domingo también amaneció soleado y la ciudad muy tranquila, luego de una entrevista que nos realizaran en el Tribuno de Salta, nos dedicamos a recorrer la ciudad, el “Museo de la Vid” (en el que no escatimamos en fotos como podrán ver...) y alguna bodega como la de “Nanny”; en esta ofrecen un tour guiado por un personal muy culto, capacitado y agradable, en el cual no solamente se explica el proceso de obtención del producto desde la preparación de la tierra, el clima ideal y necesario, hasta los diferentes tipos de fermentación, culminando con una final degustación de varios de vinos, uno de los pocos vinos orgánicos que existen en Argentina

Bodegas Nanni

Museo de la Vid (muy cultural e histórico)


















A pesar de no tener que pagar alojamiento, para darle fin al día domingo y por curiosidad ya que a nuestro paso estaba un hospedaje Hostelling Internacional (grupo de alberguistas) entramos a preguntar su precio y nos llamó mucho la atención que con la tarjeta que sacamos en Uruguay, la cual costó casi U$S 20, nos hacían sólo un descuento del %10, resultando el precio final $53 argentinos por los dos por una habitación compartida con varios chicos.

Dejamos a criterio del lector si es conveniente pagar eso para que te descuenten un promedio de un dólar según el tipo de alojamiento y esta se venza el año siguiente de su emisión.

Lunes 13 de octubre, esta vez fuimos nosotros los que nos adelantamos al sol y aún siendo totalmente de noche nos levantamos para aprovechar las primeras horas de la mañana en las cuales el viento es inapreciable.

Dado que era un muy largo el trecho y no teníamos advertencias sobre la facilidad o dificultad, preferimos prevenir antes que curar y siendo las 7 a.m. antes que se vislumbrara el sol entre los cerros adyacentes cargamos combustible para la cocinilla y partimos a Cafayate.


Rápidamente el sol comenzó a saludarnos mostrándonos el esplendor y la belleza del camino.

No demoramos mucho en empezar a percibir ligeras ondulaciones a medida que nos adentrábamos en la quebrada (http://es.wikipedia.org/wiki/Quebrada), en relación que avanzábamos comenzaban también duros repechos y paisajes espléndidos, como de Nacional Geographic; formaciones rocosas milenarias con formas muy extravagantes donde se notaba la labor hidráulica, la erosión del tiempo y el viento.




Entre foto y foto seguimos avanzando, los carteles que advertían “camino sinuoso” cada vez más eran más recurrentes aunque mas que obvios.


Comenzamos a cruzar varios ciclistas evidentemente extranjeros que iban hacia el sur, algunos levantaban la mano como con miedo a saludarnos y otros con un típico acento extranjero nos decían “¡houlaa!”, otros directamente saludaban con un ¡Hi! (hola en inglés).


Luego de pasar un lugar lleno de turistas sacando fotos llamado “La garganta del diablo” donde nos dispusimos a hacer un alto para comer un pequeño aperitivo mientras veíamos anonadados como 2 perros cuidaban ferozmente y pastoreaban unas 40 cabras que comían espinas y ramas (ya que no había mucho verde allí) a pocos metros nuestro.


Una vez que estas terminaron, pudimos entonces movernos sin sentirnos amenazados por los perros. Seguimos pues nuestro camino en el cual el sol y el fuerte calor cada vez más intenso nos hacía cada vez más difícil, el almuerzo obligado fue ya a las xx p.m. pues el calor y la deshidratación nos estaban liquidando.


Retomamos el camino aún con mucho calor puesto que el sol avanzaba muy lento, sin saber a lo que nos enfrentábamos y creyéndonos vehículos todo terreno continuamos con la intención de llegar a Alemania, la cual estaba a 62 kms. de Cafayate (lugar del cual hubiéramos partido esta mañana).

Sin darnos cuenta pasamos una vieja estación de tren rodeada de una docena de precarias casas, pocos kilómetros después en “el parador de las cabras” donde nos recargaran nuestras casi vacías y tibias botellas de agua, nos dijeron que habíamos pasado este poblado y que el próximo estaba a 14 kms, Talapama. Ya resignados retomamos la marcha y aunque cansados, pero más frescos nos propusimos llegar a Talapampa. Llegados aquí divisamos los conos naranjas que indicaban claramente que allí se encontraba la policía controlando la ruta. Luego de pedir asilo nos explicaron que nuestra mejor opción era llegar a “La Viña” que estaba a 9 kms. de este mini poblado.



Entre nauseas de Jazmín por el agotamiento y un dolor de cabeza de Pablo por la insolación hicimos estos 9 kms muy lentamente, como dice Manuelita (la tortuga) “un poquito caminando y otro poquito a pie” con algunos pocos trechos girando los pedales.
Ciento cuatro kilómetros nos separaban, según el cartel indicador, de Cafayate, lugar del cual habíamos partido hacia más de 12 hs. en este histórico día para nuestra bitácora de kilometraje.



Continúa en "ARGENTINA (VIII)"

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