10 oct 2008

Reflexión sobre "La Ciudad"

Jason es quien ha invertido su tiempo en plasmar con palabras (muy penetrantes y sinceras) lo que muchos de nosotros pensamos, sentimos y hasta a veces, hasta nos damos cuenta....

Pablo Rusiñol

Se dice que casi la mitad de la población mundial vive en ciudades, y que este porcentaje sólo se ampliará en tanto aumente el número de humanos.

La ciudad es otro medio natural, la forma más retorcida que ha encontrado la naturaleza de reinventarse a través de la destrucción en su fluctuante curso de ciclos y eras.

También es un modo con que la naturaleza, al dotarnos de esta abrumadora inteligencia, nos ha defendido de sí misma, de sus crueles designios.

¿Defendido? No del todo. Nos emplazó en un hábitat de meticulosos cálculos y rigurosas medidas, concebido por ella y cincelado por nuestra inteligencia; un complejo ecosistema en el que un solo género, una sola especie, es al mismo tiempo depredador y presa.

La ciudad es una prisión construida con los temores y las desconfianzas del hombre; un lugar donde todos somos obstáculos, donde la colaboración existe sólo en caso de necesidad, nunca por principio.

En la ciudad la gente no es más que un viento sin rostro que nos azota y nos empuja para nuestra mayor consternación diaria; siempre somos demasiados, y las desgracias nos rozan levemente el hombro para reventar después en algún punto del infinito sin que jamás sepamos de ello.

En la ciudad uno puede vivir y morir sin que haya más constancia de ello que un número de la seguridad social o un certificado de defunción. La soledad y el silencio vienen de una impetuosa estampida de frenéticos transeúntes, un océano tumultuoso de voces superpuestas que hablan el ininteligible idioma de la indiferencia.

La ciudad es la historia de un solo pueblo: el conquistador, el civilizado. La quejumbrosa carcasa que la sostiene entera es el pueblo vencido que, absorbido por ese destino impuesto, sobrevive el día escondiendo bajo el felpudo de hombre civilizado su derrotada identidad.

En la ciudad, la energía del hombre es el dinero. Aquel que absorbe más energía (de otros) es aquel que más goza de las suntuosas mieles del paraíso urbano. Los demás viven para trabajar, y trabajan para poder ganarse 100m² que puedan llamar suyos.

La ciudad: ¡donde el hombre trata de depositar toda la magnificencia de su saber! ¡Donde más se delata su falta de entendimiento. . .!


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