Continuación de "ARGENTINA (VIII)"
Saliendo de Salta, San Lorenzo, Yala y Purmamarca.
Este sitio, un hermoso y solitario lugar a sólo 14 Km. de allí, donde pasamos la noche luego de cubrir esta distancia entre repechos y más repechos, nuestros amigos que se integrarán a nuestro grupo según nos dicen hasta salir de la República de Argentina.
La noche fue muy tranquila y la mañana nos sorprendió con su belleza (típico de las yungas) el sol se colaba entre la espesa vegetación. Luego de un delicioso desayuno acompañado de nuestro fiel amigo dimos vueltas la carpa para secarla, guardamos todo, cargamos las bicicletas y deshicimos la bajada que hubiéramos hecho con tanto esfuerzo el día anterior y comenzamos a encarar nuestro rumbo hacia el lado de Jujuy.
Según nos habían dicho el recorrido era algo complejo puesto que deberíamos subir hasta los 1500 m.s.n.m. y volver a bajar ya que Salta capital y San Salvador de Jujuy se encuentran prácticamente a la misma altura. El ascenso para variar no fue fácil, pero lo hicimos muy tranquilamente con varias paradas lo que lo hizo más suave. También algunos vehículos nos alentaban con bocinas y algunos hasta sacando parte del cuerpo hacia fuera de la ventanilla.
Cuando estábamos a punto de parar para almorzar divisamos unas casas, lo cual era muy conveniente ya que nos quedaba poco agua, por este motivo nos aproximamos hacia las viviendas que resultaron ser un campamento de la D.P.V. salteño.
Así como nos bajamos de las bicicletas, como si nos hubieran leído el pensamiento, el carpero de turno preguntándonos de donde veníamos nos ofreció agua.
Una vez que empezamos a cocinar este se retiró para que unos 20 minutos después llegara Luque.
Este nuevo amigo es Suizo había comenzado su trayecto en La Paz, al vernos con todo el equipaje detuvo su marcha y en un español afrancesado comenzó a indagar sobre nuestro viaje. Luque de 47 años de edad se veía mucho más joven y en buena forma a pesar de que según nos decía no tomaba agua sino Coca cola todo el tiempo y apenas comía solo a últimas horas de la tarde o en la noche.
Con su panel solar en frente de la bicicleta para alimentar su GPS y su Ipod (dispositivo reproductor digital de música de alta capacidad) dejaba ver más que claro que su estilo de viaje era muy diferente al nuestro. Las bielas y engranaje que tenía su bici (pedales y juegos de platos) valían lo que una de nuestras bicis entera. Todo su arsenal era perfecto para viajar como un rey; la música, la comodidad de su bici, el panel solar, la calidad de todos y cada uno de los accesorios de su bici, su presupuesto y hasta su porta botellas que era re-ajustable según el tamaño de botella que quisiera ponerle. Así y todo nos advirtió que los caminos en Bolivia eran un verdadero “Horror” (/oror/), se le dificultaba bastante para esclarecernos en español que parte era un horror, pero nos dejó claro que eran un desastre. Nos dijo que el trayecto de Oruro a Villazón era imposible de hacer en bicicleta y que todos los ciclistas con los que el había cruzado e incluso él mismo hacían ese trayecto en tren y los más osados en bus.
Aún nos quedaba un buen trayecto dentro de Argentina por lo que nos preocupamos mucho de lo que nuestro nuevo colega nos contaba. Luego de conversar un poco y que nos preguntara algunos datos sobre el recorrido hasta Salta que nos habíamos hecho, nos contó también que Jujuy, con sus palabras textuales, “era una mierda”, ya que nos dio esta confianza le contamos que Salta “La linda”, como la llamaban los argentinos, también era una mierda y sumado a la contaminación que ocasionaba tanto tránsito dentro de la ciudad , este era totalmente despiadado y debían de haber policías en muchas de sus esquinas para que alguna señal de tránsito fuera respetada, le sugerimos entonces que podía hacer el recorrido de las dos o tres actividades que nos hicimos y no perder mucho más el tiempo en esta localidad citadina.
Nuestro amigo suizo se mostró bastante agradecido y contento también con nuestras sugerencias y de haberse encontrado con nosotros. A pesar de sus condiciones de viaje en las que ni carpa ni cocinilla incluía, también nosotros quedamos muy contentos de encontrarnos con él, no sólo por que viajaba en bicicleta; medio de transporte ecológico, sino que también por que lo hacía a su edad.
Siguió su camino ya que quería llegar a Salta para descansar y según indicaba su GPS estaba a 1524 m.s.n.m. lo que nos hizo saber que nosotros estábamos en el punto máximo de altura de nuestro recorrido y ahora comenzaba el descenso, tanto para él como para nosotros. Sin duda alguna esta parte del camino fue mucho más amena que la anterior.
Hermosos paisajes, bajadas, bajadas y más bajadas sucedieron a este lindo encuentro con Luque, a diferencia del paisaje de subida, el de bajada fue muy verde y fresco, con muchas curvas, algunas eran espirales, otras al realizar los 180º a los que esta nos empujaba nos dejaban ver en el extremo justo de los cerros un paisaje cautivante (algunas fotos que tomamos intentan mostrar nuestra vivencia en este lindo lugar).
Las bajadas comenzaron a suavizarse y más tarde a mezclarse con algún repecho interesante que debido a lo cansador de este día de hacían sentir. No obstante, no nos intimidó mucho y decidimos llegar de todas formas a El Carmen, lugar que se encuentra a unos 26 Km. de Jujuy.
Llegamos a El Carmen sobre las 4 PM., paramos en el puesto de información turística que nos sorprendió con muchas sonrisas y una agradable bienvenida.
Motivo de ello era que Jason había zarpado esa misma mañana hacia Jujuy y nos invitaron a ahorrarnos alojamiento durmiendo en el mismo lugar donde él había armado su carpa el día anterior. Calculamos que la altura fue el motivo por el que Pablo se mantuvo con una constante diarrea (de la cual no hay fotos…) y unos dolorosos retorcijones toda la noche, sumado al problema de que no había baño ni nada parecido la situación no sólo fue dolorosa sino que también incómoda y poco higiénica.
Hoy 25 de octubre y entre un pedazo de queso que se compró Pablo y bastante pan blanco que ha comido, está un poco mejor, pero no del todo. Mientras desarmábamos la carpa y acomodamos nuestras cosas, varios viajes de emergencia tienen que ser realizados al baño de un restaurante que se encuentra a 1 Km. de aquí.
Entre pitos y flautas, otros 100 gramos de queso son comprados y finalmente con el 50% del grupo debilitado salimos rumbo a San Salvador de Jujuy.
El camino es bastante plano y la única parada que realizamos para comer algo es en un barrio privado que se encuentra sobre la ruta. Pocos kilómetros nos separan de Jujuy por lo que retomamos la marcha hasta que finalmente paramos en el centro de la capital provincial, exactamente en el centro de Información Turística.
Allí hacemos todas las gestiones que podemos para alojarnos gratis aquí por el fin de semana, el Ministerio de Deportes a donde nos envía el instruidísimo empleado del centro de información turística obviamente está cerrado, vamos entonces al segundo y último lugar donde nos envía este Sr., al cuartel de bomberos voluntarios de Jujuy. Corroboramos lo antes mencionado pues nos informan en el cuartel de bomberos de la policía, lo que ya sabíamos en base a experiencias anteriores, que tienen prohibido alojar a nadie y nos confirman lo sospechado; no hay bomberos voluntarios en Jujuy.
Bastante desconcertados y luego de conversarlo un buen rato decidimos emprender camino hacia Yala; pequeño poblado donde comienzan partes de las Yungas Jujeñas.
A 14 km. luego de la partida estamos arribando a este precioso lugar. Sobre la entrada se ve un campamento que aparenta ser económico, para confirmar esto paramos en uno de los tres o cuatro comercios (pequeños almacenes) que integran este bonito poblado y un caballero que había ido a comprar un refresco nos incita, sin que ni siquiera se lo sugiriéramos ni tuviéramos intenciones, a armar nuestra colador en su finca (pequeña o gran extensión de campo).
Sin pensarlo mucho y muy agradecidos por la invitación de Don Flores aceptamos.
Una vez instalados salimos a recorrer un poco y nos damos cuenta del maravilloso lugar en el que estamos. A escasos 60 y 80 metros de donde hemos armado nuestra carpa nos damos cuenta que pasa un río que con agua muy pura donde decidimos tomar un baño y lavar nuestra poca ropa.
Sin saber por donde empezar con las fotos nos quedamos atónitos con el paisaje entre los cerros que nos rodean, las nubes sin duda de lluvia y la puesta de sol nos muestran infinidad de colores.
Luego de cocinarnos salimos a hacer una pequeña ronda, ya que los pocos comercios están todos juntos sobre la ruta, la gente se muestra muy solidaria y cada uno en la medida que puede nos acerca desde pan con mayonesa a algunas frutas y hasta una botella de Coca cola.
Con este festín termina nuestro día. Al llegar a la carpa con nuestro botín nos damos cuenta de que nuestras cosas que dejamos al aire libre están un poco desordenadas y que nuestro jabón de ropa faltaba. Luego nos dimos cuenta que un cerdito se lo había comido. Le preguntamos a la gente de la casa si el cerdo no se enfermaría y nos dijeron que ya lo había hecho antes y que no le pasaba nada. Sin remordimientos en la consciencia y sin jabón de ropa nos fuimos a dormir.
La mañana siguiente amaneció semi-nublada, pero pronto comenzó una leve llovizna que nos obligó a quedarnos en la carpa. Alrededor de las 10 AM. el sol nos autorizó a salir de la carpa y a comenzar a asolear lo que teníamos que secar (y lo que no se secara iría colgado a la mochila y se secaría con viento durante el transcurso del viaje), finalmente cerca de las 11 AM. abandonamos la “Finca Yala” para emprender camino sobre la ruta 9 en dirección al norte.
Notamos un interesante cambio positivo en la señalización de esta provincia respecto a las otras, aunque era bastante pobre y en muchos casos había bastantes errores en las distancias, teniendo en cuenta que Yala estaba a 1450 m.s.n.m. apenas unos 200 metros. por encima de S.S. de Jujuy y que nos proponíamos llegar a Purmamarca (2200 m.s.n.m.), hubimos de prepararnos psicológicamente para enfrentarnos a estos casi 800 metros. que pretendíamos ascender.
Continúa en "ARGENTINA (X)"
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