"Sábado 22 de diciembre de 2012" – El Tiempo, el no Tiempo
"A gente e milhonaria em tempo"
(Capitán Alexandre Di Monaco, Ubatuba, São Paulo, Brasil)
"…Dice mi padre que ya llegará desde el fondo del
tiempo otro tiempo y me dice que el sol brillará…"
(Alfredo Zitarrosa, cantautor folclórico oriental)
"...y así, canjean su tiempo por cosas para sus casas, se resignan
a seguir masticando hollín en la selva sintética y a compartir una
brillante miseria con el resto de las almas con quienes cambian Vida
por objetos y falsas promesas por algunos minutos más; donde juzgan a
sus pares por el tamaño de las cadenas de oro amarradas a sus tobillos…"
(Marcos Bokajian, Montevideo, Uruguay)
"…el presente, es un momento fuera del tiempo.
Si dibujáramos una línea y situáramos el futuro
a la derecha y el pasado a la izquierda, el aquí y
ahora estaría en algún punto, en cualquier punto allí
entre lo que pasó y lo que pasará pero nunca sobre
ésa línea…"
(Juan José "el Buda", Buenos Aires, Argentina)
Mucho se ha dicho a esta altura sobre el fin del mundo, sobre el 2012, sobre las profecías Mayas, sobre la 5ta y 6ta dimensión y "la mar en coche" y, lo cierto es que han caído en mis dedos (por internet) unos cuantos videos y documentos muy interesantes sobre todo esto. A colación de esto surgió la idea de reflexionar un poco sobre EL TIEMPO. De esto justamente se trata lo que a continuación leerán los valientes lectores que no se aburren (o tal vez si…) de leer los textos que escribo basándome siempre en la interrelación con quienes en el camino conozco, basándome en propias reflexiones y documentos que por algún motivo, llegan a mis manos en un momento y lugar determinado.
No solo crece mi pelo y barba, mis ganas de ver más culturas en el mundo y mi voluntad de alejarme de lo que no me ayuda a crecer. También se incrementa la distancia entre mi partida de Montevideo y el lugar que hoy ocupo en el tiempo.
Aún desde Panamá, por radio puedo comunicarme con gente incluso del sur de Buenos Aires y esto, me da la pauta que no estoy físicamente tan lejos del lugar del que partí; sin embargo, respiro un abismo entre un Pablo que frustrado, dio su primera vuelta de pedal junto a Jazmín y Jason, decepcionado y triste con la raza que se codeaba desde hacía 27 vueltas al Sol, y, el individuo que hoy comienza a responderse algunas cosas y a dejar de plantearse otras tantas que ya perdieron sentido sus respuestas tras algunas cuantas vivencias y muchas pruebas de que él, ha elegido vivir en otro mundo, en un mundo donde la gente ayuda, ama incondicionalmente, abre las puertas de sus familias y hogares, regala dinero, comida, abrazos y sonrisas y ya no queda tiempo para noticieros amarillistas o patéticas caras largas.
"El tiempo es relativo" afirmaba Albert Einstein; ¿por qué?
¡Fácil! ¿Cuánto dura un minuto bajo el agua y cuánto dura un minuto mientras dormimos? … bueno quizás no sea tan mediocre y básico como debe plantearse este asunto.
El tiempo como lo conocemos, segundos, minutos, horas, días, etc; llega a un punto de su disolución completa y desaparece de mi mente. Han pasado a penas 7 días desde que salimos con el capitán Alexandre Di Monaco (brasilero dueño del catamarán "Ubatuba") y Carlitos Avila (mi compañero tripulante ecuatoriano) de Bahía de Caráquez. Me preguntaba en un momento de conexión sumamente intensa y profunda con las decenas de delfines que saltaban por la proa y acotaban el barco de babor a estribor sorteando los dos cascos del catamarán…,¡dónde había ido a parar el reloj!, ¡qué día era!, al menos, ¡qué hora era! No encontré respuesta alguna.
Cerca de mí, había increíbles mamíferos volando, planeando bajo el agua y sentía sus ojos clavados en mi alma cuando giraban para verme oliendo mi respeto y admiración por ellos. Alucinado más tarde con las aletas de los tiburones que escoltaban el catamarán esperando sin esperar, que alguno diera un paso en falso, estaba alguien que desde afuera, observaba imparcialmente, ido de su cuerpo, una película de la que se sabía el hacedor, en la que ahora, aparecían gaviotas a más de mil kilómetros del lugar con tierra más cercano y poco después, un par de mantarallas de más de 2 metros.
Surgieron muchas preguntas pero alguna extraña situación, las eliminó por completo. Para cuando pude recobrar la conciencia, estaba observando una bola naranja sumergiéndose en las calmas aguas del Océano Pacifico, habían pasado probablemente 3 horas que para mi fueron un "no tiempo".
Fue inmediatamente después, que comencé a reflexionar sobre esto sin saber porque ni para quien lo escribiría posteriormente. Simplemente transcribo de la forma más honesta que puedo lo que surgía allí. Tal vez no esté muy ordenado como de costumbre; tal vez no tenga sentido una cosa con la otra. Tal vez todo esté conectado entre si y de alguna manera, en conclusión todo tenga la misma raíz de un sinsentido tan consistente que termina por convencernos de que el sentido común, no es más que la pérdida del sentido propio.
El sentido común, nos ha esclavizado de una mentira,
de una falacia que llamamos TIEMPO.
¿Cuántas cosas usamos sin saber que usamos, cuántos elementos asumimos sin saber que lo hacemos, cuántas reglas, leyes y medidas nos tragamos sin masticar y claramente no podemos digerir?, es posible que una de estas sea
el tiempo
Desde antaño las culturas, las sabias culturas de las que hoy intento mamar el elixir de su sabiduría, conectados al orden Universal, a la Naturaleza, concebían el tiempo de una forma muy diferente a la que hoy en día, gracias a un par de antojadizos y ambiciosos elementos, acabamos por hacernos esclavos voluntarios.
Las voluntades del emperador romano Julio César y el papa Gregorio XIII lograron cambiar la medida del tiempo. Se dividió entonces, el año en 12 meses desiguales con diferentes números de días, se perdió un mes, una lunación completa repartida en pequeñas dosis de días entre los otros 11 meses del año (febrero más los otros 11 meses) y con ella, la sincronía con la Naturaleza y el Sistema Solar.
Mes proviene de Mensis (en latín = Luna), pero entonces deberían haber exactamente 13 meses de 28 días (las 13 Lunas) y con el día restante, como hacían antiguas culturas que ayunaban y lo consideraban un día de purificación física y espiritual.
El hombre moderno mide el tiempo mecánicamente, sin ninguna relación con los ciclos naturales del Planeta, la Luna, el Sol o tan siquiera, con su propio reloj biológico.
Los relojes le han dado otro sentido al paso del tiempo. Nuestra civilización perdió el sentido del tiempo como un movimiento entre sucesos naturales que nos muestran que somos parte de una Galaxia que está viva, pulsante.
El hombre de hoy ve al Universo como si fuera un reloj, una máquina insensible, un conjunto de engranajes funcionando por separado.
También se cree ahora que el Ser Humano es una rueda suelta en ese engranaje Universal, que su vida mental, emocional y psíquica está totalmente desparentada del Universo. Este desajuste, está enloqueciendo a todo el mundo sin que nadie se dé cuenta y peor, creemos que los más cuerdos NO son los que miran la Luna, sino los que se fijan en la marca de su pantalón (como dice Arjona)
La felicidad se mide en términos de acumulación, ya no tenemos tiempo para nada. Corremos en una cinta fija sin avanzar visualizando papelitos de colores a la distancia como el cuento Zen del burro y la zanahoria que nunca logra alcanzar.
Para el hombre contemporáneo, el tiempo es oro, esa es la consigna del sistema actual y tristemente, bajo la que más del 70% de la población Humana actual rige sus "vidas".
Por eso, como no hay tiempo para la reflexión, se destruyen unos a otros y acaban con la Naturaleza y con el Planeta.
El tiempo se mide solo para obtener provecho individual, y el interés, es la unidad de medida del paso de éste en el actual sistema de relaciones económicas y sociales.
Se mide solo para saber cuánto se trabaja y cuánto se produce; la naturaleza importa muy poco, tan poco que se bañan peces y aves en petróleo, se hacen intentos por internacionalizar el pulmón de la Tierra –la selva del Amazonas- donde se talan más de 2 mil árboles por minuto mientras tanto, por eso se contamina y destruye la Madre Tierra porque produce.
En el 2010, somos esclavos del tiempo, de nuestra propia invención, de la elección que hemos hecho de vida. Somos incluso prisioneros de nuestra propia idea del tiempo. Nuestra cultura, por ejemplo, es "monocrónica", y decimos: cada cosa a su tiempo; mientras que en otras muchas culturas por las que he pasado en mi pedaleada, el tiempo es "policrónico". En un tiempo policrónico, las tareas y los acontecimientos empiezan y acaban de acuerdo con el tiempo natural que tardan en terminarse, más que al ritmo de pautas rígidas preestablecidas y a presiones infringidas por esos invisibles rostros que difamamos, pero que aceptamos como anónimos amos de nuestro acotado margen de respiración llamado vida.
Para los que somos criados en la tradición monocrónica (el Occidente), el tiempo es lineal, es segmentado, como una carretera o una cinta métrica que se extiende hacia adelante en el futuro y hacia atrás en el pasado. Es también tangible. Hablamos de él como de algo que se puede ahorrar, gastar, perder, recuperar, acelerar, enlentecer, y que puede hasta escurrirse o invertirse. Y nunca nos plantearíamos la multidimensionalidad, es decir, el aceptar que en un mismo momento suceden varias cosas al mismo tiempo. Esto es bastante irónico ya que incluso la física cuántica (materia "Occidental" de la actual religión llamada Ciencia) hace pocos años probó el fenómeno no asilado de que: físicamente puede estar el mismo objeto en dos lugares diferentes del espacio en el mismo instante de tiempo.
Aunque el tiempo monocrónico es algo arbitrario, algo que aprendemos o que nos es impuesto, seriamente tendemos a considerarlo como si estuviera inscrito en el Universo. Por otro lado, el proceso transformativo nos vuelve más sensibles a los ritmos y a los impulsos creativos de la naturaleza, así como a las oscilaciones de nuestro propio sistema nervioso.
Padecemos de un error fatal y egoísta que nos condena. Nos sentencia a que dependamos, efectivamente, de ciertas personas, de determinadas circunstancias, o de cosas que escapan a nuestro control. En algún nivel sabemos que la muerte, la indiferencia, el rechazo, un cambio de "la suerte" o el tiempo pueden dejarnos desnudos, náufragos acostados sobre la arena una mañana sobre la playa de alguna isla desierta, sin ningún hombro sobre el que nos podamos apoyar a llorar. Y sin embargo, SEGUIMOS aferrándonos desesperadamente a cosas que en definitiva no podemos retener.
Decía alguna vez en la radio una cita que tomé seguramente de algún libro: "el Hombre es una especie muy interesantemente dual, desea cosas que no pueden ayudarle y le teme a otras que no pueden hacerle daño.
En mi paso por el Norte argentino, por la selva boliviana del Chapare, en mi pedaleada por el altiplano peruano y en el paso por la cordillera de Los Andes ecuatoriana, sumado a varias conversaciones increíblemente apasionantes, nutritivas e impresionantes con algunos espectacularmente sabios chamanes (o taitas) de todas estas zonas andinas, y algunos que se consideraban a sí mismos como "libres pensadores", entendí que la Vida no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos; además, que el Hombre moderno está muy perdido; y hoy, te pregunto si hay TIEMPO para una marcha atrás, pero sobre todo, si hay voluntad de RE-retomar nuestra evolución desde el lugar donde a nuestras verdaderas y sabias culturas ancestrales despojamos, estafamos con espejitos de colores, acecinamos y arrebatamos toda su sabiduría y conocimiento imponiendo el nuestro a través de tantas genocidas instituciones privadas como la iglesia y la verdad absoluta, la homogenización de los géneros sexuales y la desestimación de la Mujer (otro capítulo trataremos el tema con la colaboración de una excelente amiga, hermosa persona y una magnifica y GRAN mujer; Psic. Solymar Torres (Cali, Colombia))
Científicamente, es un hecho que la Luna tiene la influencia sobre la Tierra más fuerte después del Sol. Su fuerza de atracción se hace sentir sobre todos los líquidos y fluidos del Planeta. Sube las aguas de todos los mares y las baja suavemente causando las mareas altas y bajas; influye en el fluido interior de todos los organismos vivientes, incluso hasta en los ácidos (ADN) que forman las combinaciones que dan lugar a la Vida en absolutamente TODAS las especies.
Decenas de culturas aún actualmente en el mundo, realizan sus ceremonias, ayunos y rituales guiándose por ésta, saben además, que la Luna que influye sobre todos los fluidos corporales, que el desequilibrio de éstos, es el detonante de las enfermedades; en Luna Nueva la sangre es más pura tiene muy poco ácido úrico mientras que en Llena, está más cargada de toxinas y contiene más ácido úrico que tiende a cristalizarse envenenando la sangre y dificultando el tratamiento de las afecciones.
La pregunta sensacionalista, apocalíptica o descabellada –como cada quien lo quiera interpretar- es:
¿Puede el Hombre tras una re-sincronización con los ciclos de la Naturaleza, tomar conciencia de su actual posición y evitar su inminente autodestrucción?
Por aquí la dejo hoy, creo que hay bastantes hechos concretos o alucinaciones subjetivas planteados y unas pocas preguntas que pueden resultar en profundas reflexiones para cada uno de nosotros.
No se si se lo han preguntado pero… ¿qué Luna hay hoy?
Estamos en dialogo a través del correo electrónico (prusinol@gmail.com) o a través de un nuevo grupo de FaceBook con el nombre de "LA OPOSICIÓN" que modera mi estimadísimo amigo y hermano del alma Imarahil Árpád Béjar Jordán (Madrid, España) (mejor conocido por los antiguos lectores como "el Inra")
3 comentarios:
Muy, MUY bueno. He reflexionado pila sobre el tiempo y nunca pude ver lo que vos llamás monocrónico y policrónico, pero tras pensarlo un rato creo que es bastante plausible tu planteo... da para cranearlo un poco más.
Gracias por compartir lo que otros te han dicho :P
Lo pensanste otro rato?
Espero tus comentarios al respecto si tenés ganas y tiempo (valga la redundancia paradójica)
Jaja, mató tu redundancia... ("sorete", vendría ahora, jaja)
Bueno, te comento. Creo que el tema del tiempo es un tema que debe ser tratado con mucho cuidado, porque es algo tan, pero tan subjetivo que para hacer el concepto "universal" se requiere una gran abstracción. ¿Por qué digo que es subjetivo? Porque el tiempo (como en algún lugar creo que comenté) es percibido en función de los cambios que se aprecian. Si nada cambiara, sería imposible diagnosticar que algo de tiempo transcurrió. Ahora, ¿qué significa que cambien las cosas? Eso significa que o bien el entorno cambió o bien nosotros cambiamos: o el sol se oculta o nosotros crecimos como personas (o experimentamos en poco transcurso de tiempo, muchas emociones); en ambos casos, el paso del tiempo puede apreciarse.
Esto me deriva entonces a tratar de explicar ese "vacío" de tiempo que sentiste (que a mí también me ha pasado). Bueno, como por ahí te escribí, como buen escéptico no afirmo nada sobre las cosas que no pueda demostrar, pero como mal científico tomo por axioma algunas otras, que tienen que tienen que ver con -el hemisferio derecho, je- lo que se percibe, con la influencia de las emociones sobre aquello que normalmente consideramos "medible" o "apreciable" (para no usar una palabras tan "hemisferio-izquierdistas"). Con esto en mente, creo que cuando estamos en ese "vacío" es que estamos en un estado de armonía; es decir, en una unión... ¿pero por qué uno se siente unido? Consigo mismo y con lo que lo rodea... de esta forma ni el contexto varió, ni uno varió (porque todos los cambios que normalmente se perciben fueron transparentes a uno, porque uno justamente cambió con ellos...). Es como cuando nace y muere una célula: uno no lo percibe, porque forma parte intrínseca y transparente de la mecánica del cuerpo. De igual manera, cuando uno entra en tal estado de armonía, el concepto de tiempo deja de tener sentido porque uno pasa a ser no más que una célula, intrínseco y transparente en la mecánica de lo que nos rodea ("universo", "cosmos" o alguna otra palabra menos esotérica para los más reacios).
Ahora, sobre lo monocrónico, creo que va de la mano con lo anterior: estamos tan, pero tan -paradójicamente- sincronizados uno con otro en el sentido del cambio de estado de un átomo en un reloj atómico, que nuestros procesos se miden por un patrón común, que nada tiene que ver con el armonizar los patrones tal cual el sentido anterior (esto es, sintiéndose parte del resto del mecanismo, el cual cada uno en particular tiene su tiempo (policrónico) medible pero que no es el mismo que el tiempo de percepción (monocrónico) del que me refiero.
Bueno, básicamente eso es lo que pienso... Se que me quedó un poco difícil de entender, pero la clave está en dos conceptos: tiempo medible y tiempo perceptible, que explican, a mi entender, las conceptos de monocrónismo y policrónismo (uno formado por muchos) respectivamente.
¡Abrazoooo!
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