25 jul 2010

CAPÍTULO 7: CENTRO AMÉRICA (IV) Nicaragua y Honduras

2 comentarios



La Cruz – Rivas (Nicaragua) 13-7

*Panadería – Cambio de $ - Migraciones – Gen. Energía eólica – almuerzo caro y pésimo – asquerosos bomberos Rivas – pan duro y caro, yogurt horrible y caro -

Como si me hubieran dado un macetazo en la cabeza, me levanté al otro día sin enterarme de nada que pudiera haber pasado en la noche. Muy temprano, el sol recién estaba desperezándose, pasé por el único lugar que había abierto a esa hora que era la ladrona panadería del día anterior y me aventuré hacia la frontera con Nicaragua.

Recuerdo poco de este trayecto pero lo que recuerdo es que el camino era bastante duro. Empujé en más de una decena de ocasiones la bici en subidas. El sol era otro factor bastante intenso como lo había sido en casi todo el territorio tico (gentilicio informal de Costa Rica), pero ahora por lo duro del camino se notaba más.

Llegado a la frontera, tranquila frontera me tomé un par de jugos del lado tico para que no me robaran tanto dinero los cambistas (algo que siempre sucede).

Hechos los trámites en Costa Rica, pasaporte sellado, pedaleé poco más de 500 metros hasta la aduana nicaragüense, Nica es el gentilicio informal.

Allí hice una cola eterna entre muchos turistas y siendo un punto turístico solo tenían dos oficiales de inmigración sellando las entradas. Dio pena el ver la abismal diferencia entre un país y el otro estando literalmente pegados. El trato para con la gente, la mugre en la calle, el tenso ambiente, etc, etc.









Sorpresa me llevé cuando (luego de haber estado en Nicaragua en otro viaje en el 2006) me querían cobrar 7 dólares para entrar por mi nacionalidad… Di vuelta toda la aduana y me terminaron mandando a hablar con el supervisor quien con su sonrisa más falsa y su gentileza más vacía me dijo "la única que puede autorizar su ingreso sin pagar es la ministra y ella, está en Managua (la capital)". No le dije ni siquiera gracias o váyase a la m…, agarré la bicicleta, me tragué mis palabras y la injusticia y entré a Nicaragua después de hacer la burocracia.

A los 20 mts en un retén fijo me pidieron el pasaporte y la tarjeta de turismo que acababa de pagar. El camino de entrada a pesar de la gentuza que acababa de conocer…, fue bonito.

Paré a hacer mi primer almuerzo en el 3er mundo pensando que, venía del segundo. Sorpresa para mí cuando me di cuenta que la comida era un verdadero desastre, cara (mismo precio que en tierras "ticas") y la atención… Me trajeron el plato de arroz con plátano frito y frijoles con el dedo de la mesera-cocinera-limpiadora-cobradora del parador sumergido en el arroz.

Me preguntó si estaría frío y le dije que más bien ella era la que debía saber. Para comprobarlo puso su mano sobre el arroz y lo volvió a tocar. Un asunto que a mí no me molestó, pero que dejaba mucho que desear de la comida que, efectivamente el arroz al menos, estaba crocante siendo las 11:30 am. Lo que claramente indicaba que era del día anterior al menos…

Los córdobas –moneda local nica- comenzaron a evaporarse rápidamente y, teniendo en cuenta que el mejor cambista que encontré, en 20 dólares que cambié, me robó 4…, no estaba en condiciones de ver desaparecer la poca plata que tenía que a su vez, era el esfuerzo de Flor, Leonor y más gente que me ha regalado el dinero de su trabajo.

Pasando por paisajes que me recordaban mucho a Uruguay, con mucho campo y ganado, llegué a un punto decisivo. Me iba a San Juan del Sur, sitio turístico donde estaría ya el capitán con Ubatuba para hacerle unos arreglos secundarios o, avanzaba en mi ruta hacia el norte y llegaba hasta Rivas –primer pueblo mediano de Nicaragua-.


La decisión fue seguir hasta Rivas y ahorrarme 40 kilómetros de trayecto. Una vez en Rivas y cuartel de bomberos, salí a buscar pan. Encontré pan!! Sí, bueno… estaba un poco duro, sin gusto, era del día anterior y además, muy caro, pero bueno, para mí un almuerzo de 40 córdobas (unos 2 dólares) no era una opción pues, me quedaba aún la cena.

La tarde fue pasando y tras haberme duchado en un sitio que se parecía más a una letrina por el olor que a un baño, me tocó buscar la cena. Ahí me compré un yogurt Parmalat. El peor yogurt que he tomado en mi vida. Pese al hambre que tenía y a las sospechas que estuviera vencido, terminé donándoselo a la perra, flamante mamá que allí alimentaba sus hermosos cachorritos peluditos de una semana.

La noche fue muy triste. Primero vino un borracho a pedir alojamiento y se lo dieron. Allí el borracho lloraba, un tipo de la calle muy simple con cara de infeliz y de buena persona. Fumaba no sé con qué dinero uno detrás del otro. Luego, allí donde dormía había a los costados una cantidad de ropa que alguien había donado. El frío piso era un lugar para dormir alguien como yo que solo estaba de paso. Sin embargo, a cierta hora comenzaron a subir todos los bomberos, hombres y adolescentes jóvenes que entregan su vida sin recibir NADA a cambio para salvar la de los demás. El asqueroso Estado no les pasa ni el almuerzo, mucho menos colchones. Así que ellos encima de esa ropa donada, alguna limpia, otra sucia, se acostaban todos juntos y no notaba ABSOLUTAMENTE ninguna diferencia entre los perritos de abajo recién nacidos, todos enroscaditos, unos sobre los otros y los bomberos de Rivas. (ahí te queda para que lo pienses).























Rivas – Nandaime 14-7

*Frutas – Municipalidad, Policía, Casa del poder ciudadano (Daniel) – Nota TV, nota radio Giovanni, almuerzo, cena, mate, fotosss, Abraham, abarcas, pinchazo, ducha precaria obras de arte en madera.

Viendo que la economía empezaba a ser una preocupación, comencé con la vieja modalidad de pedir. Temprano, salí de Rivas y para las 8, ya estaba pedaleando sobre la panamericana. Primer puesto de frutas una papaya, segundo unas bananas y así hasta que ya no me entraban más frutas y me había hecho nuevos conocidos que me regalaban todo eso.
Sabía que en Nandaime, próximo pueblo no habían ni bomberos ni Cruz Roja, pero confiaba como siempre que alguien me ayudaría.

En Nandaime fui primero a la policía a ver qué pasaba. Esta gente de m… gente policía, me dijo "eh barbón, ¡qué quiere!" ahí levanté la vista y le hablé en español cosa que él irrespetuoso y desubicado señor no se esperaba. Le expliqué mi situación usando lenguaje refinado y técnico que él no podía alcanzar y me dijo que no estaba el jefe y bla bla bla… Mientras terminaba de hablar me subí a la bicicleta y partí. Claro que no le gustó mucho, pero como no eran un delito no podía hacer nada.

Me senté un algún lugar y un hombre se me acercó. Le pregunté antes de dejarlo hablar para evitar todo el interrogatorio, si sabía de alguien que me pudiera ayudar. El me dijo que le contara un poco de qué se trataba todo esto. Finalmente me dijo "Mi nombre es Daniel y eres bienvenido en mi casa. No tengo comodidades pero para pasar la noche creo que será suficiente".

En eso momento calló en bicicleta una señora acompañada de un chico con una camarita pequeña. Me preguntaron qué hacía allí y Daniel tuvo la iniciativa y contestó por mí viendo mi cansada y traspirada cara. Ésta me pidió para hacerme una nota para el canal de cable local. Accedí pero le dije que quizás mejor nos encontráramos luego para sentarnos tranquilos y conversar con el contexto pertinente que yo le querría dar a una nota de prensa.

Me pidió para hacer una nota cortita y que luego me fuera por la oficina para hacer una nota más extensa tranquilamente sentados, en vivo y, con esa que ella me haría como base la cual saldría en tv inmediatamente.
Accedí y tras unas preguntas muy tontas que respondí de igual manera me dejó "libre".

Partí entonces con Daniel y me presentó a toda su familia.
No existía piso en la casa, era de tierra. Camas habían solamente la que al final de la noche me armó para mí, y otras dos en las que dormían él, su esposa y sus tres hijos cubiertos por un mosquitero. De las familias más humildes que he conocido en el viaje. Gente muy pobre pero, millonarias de corazón. Allí pasé toda esa tarde, tomando mate, mirando fotos del viaje.
Me bañé en su ducha que era un balde de pintura de 20 lts. con agua y una taza con la que uno se echaba el agua por encima. 4 palos clavados envueltos en un plástico verde rotoso y viejo era el lugar para el ritual del baño. Sobre 4 ladrillos estuve parado, hincado y agachado haciendo malabares para bañarme sintiendo mucha compasión de esta gente.




Gente que tiene dos y tres baños en la casa y no te dan ni un vaso de agua porque quizás… no sé, quizás se lo contamines de Ébola o Sida. Cosas que no entiendo aún. Ojalá algún día lo llegue a entender pero nunca a hacer.

Daniel me llevó a que conociera su amigo Giovanni de la radio, un periodista muy interesante, un comunicador como se llamaba a él mismo y me hizo una nota pero ahora, para la radio. Muy buena nota que aún espero que me la envíe para publicarla.


Daniel me presentó también su trabajo ya que él, es carpintero y yo diría más que carpintero, un artista- (ver fotos). Dónde sus artesanías, estaba un amigo de él, otro evangélico que se guiaba por esa religión al igual que Daniel y familia pero, se decían a si mismo que no eran religiosos sino, practicantes. ¡ Me encantó esta idea y me sentí muy identificado !

Allí con Abraham y Daniel tuvimos muy bonita conversación aunque, siempre con esa manía de muchos adeptos a diferentes religiones de querer convencer a los demás de lo que ellos piensan o creen.
De todas maneras admiró mis abarcas (las sandalias que traigo desde Bolivia hechas de cubierta -llanta)- de camión) y prometió copiarlas ya que para él, que era licenciado en ecología pero sobre todo, lo practicaba, era mu importante el practicar lo que decía.










¡Al día siguiente me sorprendería con sus palabras del día anterior referente a mis abarcas!




Nandaime – Masaya 15-7

*Algunas subidas – Cruz Roja – Super Palí, dev. tomates 32 córdobasX2 – Cuchi-llo – no Cyber 20:50

  Salí bien temprano pero la gente a través de la primera entrevista de tv y la de la radio (ya que a la segunda fui pero me tuvieron esperando 10 minutos en la calle y me terminé yendo) ya me conocía y me saludaban por mi nombre o por la nacionalidad. A pocos kilómetros decidí que de ninguna manera iría por la capital nicaragüense, entonces debía tomar la ruta alternativa para esto que va hacia Masaya y despedirme por unos días de la Panamericana.








Llegando a Masaya unas cuantas subidas que contrastaban con el liso y llano terreno que me acompañó dulcemente a 30 km/h más de 2/3 del recorrido.

En Masaya llegué y a Cruz Roja. Allí Gustavo, el encargado me dio la bienvenida y además de ser explícito diciéndolo, demostró ya haber recibido otros ciclo-viajeros antes. Noté que estaba nuevamente pinchado así que resolví el asunto pero me venía fallando el piñón. Al parecer la tapa del mismo se estada soltando así que necesitaba herramientas apropiadas.

Salí a buscar bicicleterías para comprar mi cubierta. No hubo éxito pero, encontré al "Cuchi".
Cuchi venía de cuchillo y es que este amigo, de chico era un vándalo y cada uno que se pasaba de listo con él, el sacaba su cuchillo. Cuchi me contó sobre su migración ilegal a Estados Unidos en el 90 y sus dos años de vivencias allí, en la Tierra del mal como él le decía. Cuchi es un gordito muy simpático pero muy serio también. Dispuesto a ayudar pero muy reservadas eran sus sonrisas. Él me ayudó a desarmar completamente la rueda trasera, masa, piñón y limpiar y engrasar todo con buena grasa.

Pasé por el conocido supermercado Palí que según dicen los nica, es un supermercado popular barato. Resulto que compré arroz suelto, una zanahoria y dos tomates medianos. Mi sorpresa fue al llegar a la caja y por los tomates me querían cobrar 32 córdobas y todavía me decían frente a mi cara de "me estás jodiendo" que eran tomates manzana!!! Pero metete los tomates en el … bolsillo máquina!! (32 córdobas son como 1,5 dólares)

En mi vuelta a Cruz Roja retomé los correos atrasados y la escritura para el blog. Revisé unas cuantas fotos y me acosté a dormir.

   
Masaya – Tipitapa 16-7

*Cyber - Cruz Roja, bomberos – cena – charla sobre rutas peligrosas.

Con ganas de pedalear me desperté esta mañana; mis amigos aún estaban levantándose cuando yo salí con la bicicleta del lugar que me habían asignado para dormir (sobre la mesa del orador en un auditorio para conferencias). Quizás por el calor, quizás por los mosquitos o porque dormí toda la noche pendiente de no caerme de la pequeña mesa.

Rumbo a Tipitapa, para evitar pasar por la capital Managua partí hacia las 8 am. Nos sacamos una foto todo juntos y por una ruta muy, muy pero muy amena pedaleé como paseando a 25 y 30 km/h (mientras que normalmente la velocidad crucero es 15 km/h). Allí encontré el primer cadáver de este reptil que, según tengo entendido es muy venenoso, es la Coral.







La entrada a Tipitapa fue algo tenebrosa.
Uno, habiendo pedaleado ya por cientos de pueblos, ya huele el ambiente del mismo. Allí no sólo se olía olor a "inseguridad" sino que el paisaje de entrada al pueblo eran casitas muy precarias, de chapas y paredes de tablones de madera mal clavadas. Agua empozada, barro y niños jugando al costado de la ruta dejaban entrever que era una zona de muy escasos recursos educativos y económicos. No pregunté a nadie, simplemente pedaleé e hice caso omiso a los gritos que me hacen famoso a donde voy "Jesús" o "Bin Laden" sumado a el también clásico "gringo". Ya ninguno de ellos me cae en gracia y, es más, me molesta bastante al punto de gritarles la nacionalidad de su país vecino que, como en la mayoría de los países del mundo, hay "batallas" culturales y peleas estúpidas entre hermanos.

Dos o 3 kilómetros luego de pasar los "suburbios" llegué a la Cruz Roja solito. Allí expliqué el cuento de siempre y la respuesta fue la de casi siempre; "sí, se puede quedar aquí" con la salvación de que me explicaron que allí no había ninguna comodidad y que ni baño tenían…
Esto complicaba bastante las cosas pues, yo en algún momento, tendría que usar un baño o al menos, un arbolito… La última posibilidad no era considerada pues, si bien era un pueblo, no me podía agachar a c… …ir al baño en el arbolito del costado de la ruta.

Dejé para pensar en esto más tarde y me fui al cyber local a mandar unos archivos importantes que quería mandar tras escribir como dos horas. Llegado al cyber tuve que usar todos mis encantos para convencer a la estimada que allí estaba. Sacudí mei cabellera brillosa por la grasa y transpiración, me acaricié la barba lustrosa del desayuno (ya que me había comido un plato de arroz con cebolla y me había quedado algún arroz perdido en esa selva) y me puse frente a ella, desde mi mejor perfil, el izquierdo que es donde más desarrollado tengo los agujeros de la camiseta. Además se notaba la sal que había en mi piel y, lástima que la tenía tan lejos (como 2 mts ) y no podía oler el olor a perro mojado que salía de mis suaves y cuarteadas patitas.

Finalmente, no sé si por asco o por amor, la septuagenaria, ciega de un ojo, accedió a que conectara la computadora al cable de la máquina 9. La gente allí adentro no me dejaba ni escuchar mis propios pensamientos. Unos escuchaban reggaetón, otros metal, las colegialas se reían mientras me miraban y el tipo serio que tenía a mi lado, de camisa y corbata, no dejaba de abrir páginas y páginas pornográficas.

Luego de 40 minutos le pagué a mi princesa la monstruosa suma de 9 córdobas. Le agradecí y me volví con la idea de buscar a los bomberos. Agradecí al personal que me había recibido y ni expliqué porque me iba. No entendieron mucho qué es lo que pasaba pero, me saludaron y luego de un par de kilómetros más, llegué a bomberos.

Allí Carlos, me recibió como el príncipe (seguramente sabía que tenía mi princesa en el cyber) y luego del baño me invitó a mirar tele mientras tomábamos mate y me contaba la inseguridad de El Salvador ya que yo, pensaba pasar por allí para encontrarme con Giovanni.

¿Quién es Giovanni? Creo que ya lo expliqué antes pero, lo resumo aquí otra vez.
El hermano Giovanni, hermano del alma, no de sangre ni de la iglesia, con intenciones de hacer un viaje en bicicleta hacia el norte, concretamente hacia los Estados Unidos (gringolandia) para reencontrarse con sus dos hijos, buscaba información que lo terminara de convencer y lo guiara un poco para ver cómo prepararse para salir. Allí encontró este humilde blog que, lo convenció a tal punto que me escribió. ¡Sí! tuvo el valor de escribirme; y no una vez, sino ¡¡VARIAS!!. En esas "conversaciones" que teníamos vía correo electrónico y algún eventual chat mientas yo aún estaba en Sudamérica, me hacía preguntas muy interesantes y me daba motivos más profundos aún, que el de encontrarse con sus hijos en Los Ángeles, California.

La existencia siguió fluyendo y, como todos ya saben, no crucé el Pacífico desde Ecuador ni tampoco desde Panamá. Para la sorpresa de los que a veces se aferran a una sola posibilidad, llegué a Costa Rica y le escribí. Le dije que iba hasta Méjico por tierra y que podía pasar por El Salvador para conocernos si aún él no había partido en su aventura-interna.

Me dijo que aún no partía pero, estaba en eso. Que era bienvenido en su casa y que me podía quedar el tiempo que quisiera o, partir con él a fines de agosto cuando diera su último examen. Mi clara respuesta sería que no esperaría hasta agosto pero, que nos podíamos encontrar en algún lugar previa coordinación.

Así es que retomo la historia; Carlos me decía lo inseguro que era El Salvador y Honduras.
Me invitaron a cenar, me llevaron la cena hasta el lugar donde mirábamos (yo por decimonovena vez) Rápido y furioso mientras era devorado por los mosquitos (zancudos).

La noche, con el mosquitero y el ventilador (abanico como dicen por aquí) fue muy agradable. No hubo emergencias así que, no hubo sirenas más que la de las doce de la noche como en casi todos los cuarteles de bomberos.

   
Tipitapa – Sébaco 17-7

*Dedo, fiesta patronal, carpa, niños, acoso, Felix, César, nota tv

A poco de salir de bomberos, como a los 10 minutos, me encontré pedaleando en medio de una lluvia torrencial y, para los que me preguntan una y otra vez, cómo hago cuando llueve, pues… me mojo hasta el c…
Llegué hasta San Benito. Habían ya transcurrido unos 15 kilómetros de mi partida de bomberos y seguía una lluvia muy intensa. El saco de dormir chorreaba agua, 4 kg de plumas mojado. La mochila en la que va la compu, también mojada, ensopada, y así todo el resto del equipaje, incluyéndome.
Allí llegó una familia en una camioneta pick up. Se aproximó a hablarme el chofer y no lo dejé emitir palabra alguna, resumiéndole todas sus preguntas en una sola respuesta acompañada a su vez de un pedido le dije: "Voy para Sébaco, ¿me puede llevar?"
Los pisteros (los hombres que trabajan en la estación de servicio dispensando el combustible) me ayudaron a subir la "yegua" a la camioneta (me gusta más llamarla yegua que caballo como dicen algunos que se parece por su tamaño).
Durante el camino siguió lloviendo, (ver video en www.youtube.com/prusinol) me di cuenta que no solo había sido bueno tomar esa opción de la camioneta por la lluvia sino que, era todo, todo, toooodito subida. Del nivel del mar, en 40 kilómetros se subía hasta los 500 y pico msnm. Sin descanso. Además, desde la camioneta vi varios animales recién muertos sobre la carretera pero uno, que me quedó grabado; un perro que aún temblaba e intentaba levantar la cabeza mientras pataleaba. Si hubiera pasado por su lado, hubiera partido lo que hubiera encontrado alrededor en la cabeza para que no sufriera más, pero no hubiera dormido en días…

Llegué claramente mojado a Sébaco. De la Texaco donde me dejó el señor chofer, pregunté dónde era la cruz roja (ya que no había bomberos) y dirigí esquivando cráteres la yegua que escurría agua por doquier. Intentaba evitar los charcos para no embarrar más la carga, las mochilas, cadena y cambios.

Al frenar con los tacos (pastillas o fricciones) mojados, se desgastan 2 y hasta 3 veces más que en un frenado "en seco" así que no quería mojar las llantas (los rines o aros). Si bien salí de Montevideo con esos mismos y, aun no los cambio, intentaré llegar a El Salvador con los mismos y si es posible, allí cambiarlos.

Llegué finalmente a Cruz Roja. César (voluntario) y Felix (director honorario de la Cruz Roja de Sébaco) me recibieron muy amorosamente, con sonrisas en sus rostros y sin mucha sorpresa pues, ya habían recibido otros viajeros antes. Un joven de unos 35 años muy simpático me dijo que no había ningún inconveniente de  pasar la noche allí. Me asigno un lugar relativamente tranquilo y allí comencé a sacar toooda la carga de los compartimentos.
Todo estaba mojado, hasta la computadora. Solo se salvó la yerba que venía dentro de 5 bolsas que, aunque las 5 estaban agujereadas en el mismo lugar, por alguna razón fuera de mi mediocre entendimiento, no se mojaron nada.

La carpa mojada, el sobre de dormir, las mochilas (que entonces pesaban el doble), todo extendido en una cuerda que, me decía que no iba a poder partir así a la mañana siguiente.

La situación se tornó bastante incómoda para mí cuando comencé a cocinar y 12 niños de entre 4 y 10 años comenzaron a hacerme preguntas de una notable índole estúpida.
Si era de Sudáfrica, si hablaba español, que dónde estaba Uruguay, que qué idioma se hablaba, qué estaba cocinando, cómo se llamaba lo que cocinaba, y paralelamente, tocaban la bicicleta, las cosas que estaban allí desparramadas y colgadas de la cuerda y al final, tiré todo para adentro de la carpa y salí a buscar algo de comer por allí.

No sólo no fue relajante el salir, sino que fue PEOR aún que en la Cruz Roja. La gente en la calle no me dejaba respirar. Me tocaban, me preguntaban de dónde venía, si era español (sólo les faltaba preguntarme si volvía a colonizar…) Fue muy incómodo incluso, entrar a una panadería que luego de casi 10 minutos de que se rieran y me preguntaran oootra vez si era español…, me di vuelta sin comprar nada.

Llegué a la Cruz Roja nuevamente y los niños y niñas se habían disipado pero, ahora comenzaba una tercera pesadilla; estaban festejando la semana de la patrona de este pueblo…
Yo me quería cortar las …. cuando me di cuenta que por lo que me decían, hasta las 12 o 1 de la mañana no iba a poder dormir. Allí, justo al lado del sitio que se me había asignado para descansar, estaban lo parlantes al mejor estilo de concierto de Rock and Roll.

Se hizo muy pesado el final de la tarde y la noche. No vendían nada sin carne y yo, seguía sin comer. Solo había logrado en mi previa incursión por el pueblo, comprar un jugo de 200ml tras hacer una cola de 15 minutos en la caja rápida a quien nadie respetaba y, en vez de 5 artículos tenían 50 en su carrito.

La música era desastrosa y aunque Félix, intentaba hacerme sentir cómodo con su simpatía innegable, fue claramente una tortura. Sobre las 19hs apareció un camarógrafo amigo de Felix y me pidió para hacerme una nota. Habían partes de la bicicleta y de la carga desparramadas por todo el lugar, así que fue atrás mío filmando el destripe y haciendo preguntas.

El descanso para mí, se dio inmediatamente. Sólo cabe destacar la gentileza de una chica que había por allí y apagó la luz de lugar donde estaba durmiendo y se quedó por allí para vigilar que ya nadie me rompiera … la tranquilidad. El ruido duró hasta las 23hs pero, luego la borrachera generalizada hizo que los afectados siguieran con la joda hasta las 2 y 30 am…
Bendito el maldito alcohol….!












Sébaco – Estelí 18-7

*Subidas, tijera podar, bomberos fumadores

De Sébaco, ya bien descansado pese a la tortuosa noche, quise partir lo antes posible. Allí no había baño, no había ducha ni un espacio de tranquilidad para al menos, escuchar los propios pensamientos. A Estelí no demoré mucho en llegar, el camino fue relativamente tranquilo.

También me sorprendió la lluvia en el camino, fue poco y como la ruta era bastante plana decidí seguir en vez de quedarme en Trinidad –un pueblito intermedio-. Los paisajes eran muy bonitos y el tráfico era muy tranquilo.











No fue lo único que me sorprendió la lluvia, al llegar a Estelí fui amorosamente recibido por unos demoñitos que me cagaron a pedradas igual que días atrás conté en otro lugar.
Busqué rápidamente Cruz Roja que, por ser feriado no trabajaba. De allí a bomberos que me recibieron sin un solo "pero". Me dejaron cocinar en paz, no hicieron muchas preguntas y hasta uno de ellos durmió en el piso para cederme la cama a mí.

Gente muy pobre, realmente gente muy bonita. Única crítica a destacar es que el personal voluntario de allí, eran principalmente adolescentes entre 12 y 17 años y todos sin excepción fumaban como chimeneas. Me dio mucha pena la ignorancia de sí mismos en la que habitaban esos futuros débiles cuerpos y viciosas mentes. Dependientes de algo externo a ellos, creían que de esa forma se los respetaba más, al menos eso me decían y yo, para darles confianza y conversación, les decía "claro". De allí pudimos sacar conclusiones juntos y creo que entendieron, al menos en lo profundo de sí mismos, no solo el daño que le hacían a su mente, a su cuerpo y a su alma, sino que a todos quienes los rodeaban que no estaban fumándose la nicotina con filtro como ellos. Si ellos que querían tanto –como decían- servir a la sociedad y, por otro lado, la estaban perjudicando… ¡ qué sentido tenía su trabajo !. Era como el de muchos, una lisa y llana mentira.

¿Cómo puedo ser tan estúpido de seguir haciendo algo que SÉ QUE ME PERJUDICA?
¿Cómo es que la sociedad es tan ciega?
¿Qué tan grande es el vacío existencial para caer en semejante dependencia ridícula?

Ahí quedan las incógnitas planteadas.

Por ser feriado no había nada abierto, ni panaderías, ni tiendas o minimercado, nada. Fui entonces a un supermercado para buscar algo para comer. Pasé por un cyber para contactar a mami ya que al día siguiente, el 19, cumplía 85 mi queridísima abuelita Nilsa!!



Lo logré y de allí fui al super. A la salida del supermercado me interceptaron como de costumbre pidiéndome dinero varios jóvenes. Logré zafar de ellos pero, me encontré una cuada más adelante rumbo a bomberos con el hombre manos de tijera. Sí, el hombre tenía una tijera de podar en la mano y sin mediar palabras me seguía, al costado mío. Así caminó generando una tensión como por 40 mts. Yo, con la computadora en la mano me sentí un tanto presionado a actuar y, eso hice. Me paré en el medio de la calle y con cara de loco, de extraviado mental, es decir, mi cara normal, le dije "no tenés idea hijo de p... con quién te estás metiendo! Si querés salir de esta para seguir tomando arrancá de acá porque te pico la c.. de tu m…". El hombre manos de tijera quedó más que sorprendido pero, sacó pecho y me dijo, "¡vos sos policía!, ¡vos sos un baboso!" mientras se incrementaba la distancia entre los dos.


Llegué al cuartel, pero no al de policía, sino al de bomberos. Conté el episodio de la guerra de las galaxias que acababa de acontecer y todos estallaron en risas junto conmigo.
Me dijeron que ese era "el loco" que ya lo conocían, que inhalaba pegamento y quedaba así y salía a molestar pero que era inofensivo… Yo no lo quise comprobar así que quedó en esas nomás.

  Luego de conversar con los chicos un rato se vino la hora de descansar y allí me zambullí. 











Estelí – Somoto 19-7

*Mucho sol, parador, llegada, skype abuela, guitarreada

Luego de encontrar un lugar para comprar un café, caminata que tomó 30 minutos por Estelí, a las 8 y 30 am, nos sacamos unas fotos con los chicos y partí hacia Somoto. Bueno, en principio la idea era llegar hasta Condega porque esa ruta, sí era empinada. Pero resultó que cuando llegué a Condega –luego de un percance que ahora comentaré- en un restaurante del costado de la carretera paré para descansar y conocí dos chicos que andaban en una moto haciendo unos mandados que me dijeron que no era subida de allí en adelante, que tomara un descanso y legara a Somoto que era mucho más acogedor que Condega que los bomberos no  estaban.

Aquí explico el percance y se entenderá porque no estaban los bomberos en "casa".
En Managua se festejaba el 19, este día que estoy relatando, el cumpleaños número 31 de la Revolución Sandinista. Por este motivo, se moviliza el país entero a la capital para festejar este suceso. En transporte público y privado apoyado por unidades militares, policiales, bomberos y ambulancias escoltan el tráfico que es como se moviliza toda esta gente.
Más de 150 mil personas como hormigas, pueblan las rutas nicaragüenses eufóricas y para llegar antes empiezan a pasarse en doble y triple fila. La policía y demás autoridades no pueden controlar 150 mil personas.
Yo iba en sentido contrario a Sébaco y crucé vehículos durante 3 horas sin más de 20 metros entre uno y otro. Unos más osados que otros se sobrepasaban incluso en curvas y subidas sin importar o sin tener en cuenta qué podía venir de frente.
Muchas veces ese que venía de frente en bicicleta era yo; tenía que tirarme para afuera de la ruta para no ser transformado en una ostia.








(Fotos de la ruta)






A Somoto llegué muy tranquilo, descansado pero muy traspirado. El calor hizo otra vez de las suyas y tras ser recibido a los gritos que decían "compañeros llegó Jesús!" me saludaban y teníamos la charla introductoria. El jefe no solo me permitió quedarme sino que encargó a otro de los bomberos que me acompañara mientras me mostraba el lugar y se iba uno a uno presentando.

Luego de la ducha y dejar a salvo la bici, fui como había coordinado el día anterior -antes de mi encuentro de decimonoveno tipo con el hombre mano de tijera en Estelí- con mamá para hablar por internet (skype) con la abuela que hoy cumple 85 dichosos años de vida (al menos para quien la han rodeado en diferentes momentos de su vida).

Como dos horas hablamos, allí estaban las mismas caras de siempre, reunidos alrededor de ella opinando y saludando. Fue muy lindo y me sentí como estar allí con la diferencia que me mostraban la comida en la cámara y yo que mi última comida había sido 5 horas antes…

33 córdobas fue el dolor del show esta vez, pero no trascendió a sufrimiento, quedó en ese dolor momentáneo. Volví a bomberos y me estaba esperando el jefe con su guitarra afinada para dar un concierto. Con una muy buena música y una mejor voz este hombre nos deleitó a todos. Por allí me animé y lo acompañé un poco con la maltrecha guitarra boliviana que fielmente me acompaña pese a todos los accidentes que ha adolecido.

La noche fue naciendo y nos sorprendió un apagón que dejaba ver por primera vez desde hacía semanas un despejado manto negro con unos hermosos detalles brillantes punzantes que hacían una hermosa ocasión para disfrutar de esto e ir a descansar para recibir temprano al próximo día.














Somoto – Frontera con Honduras 20-7

*Desayuno en el mercado, muchas subidas, cobro de salida e ingreso, cambista, Frontera, cambista, migración, Dedo, san marcos, piedras, buen samaritano, cruz roja, templo evangélico, calor mucho, bomberos.

Para mí el día comenzó temprano. Saqué la bici de lugar y sentí que pesaba más de lo normal. Me sorprendió que mi descanso no me hubiera sido eficaz pero rápidamente me di cuenta que estaba pinchada la rueda delantera.

Allí comencé a arreglarla y posteriormente me fui al mercado que abría a las 6 y 30. Allí conseguí un desayuno bastante barato y muy completo (30 córdobas = 1,5 dólares). Luego de las religiosas fotos con mis anfitriones emprendí lo que sería un camino medio duro hasta la frontera con Honduras.











(Este camión es donado por España, se parece más a una caja de zapatos con rueda que a un vehículo, pero con tracción en las 4 ruedas, este monstruo puede cargar 6 mil litros de agua)

(Fotos de la linda gente de bomberos Somoto)

El camino al Espino fue eso, fue un camino pues, caminé y caminé y empujé la bici durante más del 50% del trayecto. Sólo me alentaban los carteles en la ruta que decían "¿Podés llegar más lejos?". Yo me reía solo y mientras cantaba seguía avanzando y empujando la yegua.














Finalmente divisé civilización y la ruta se enderezó; me subí a la bici ya para no bajarme hasta la oficina de migración y así fue. Bueno, hice dos escalas técnicas, una para ir "al baño" y la otra para evitar un atraco mayor luego de comprarme dos latitas de jugos. Llegar a la frontera con mucho dinero del país local para cambiarlo al del país vecino no era una inteligente opción ya que en vez de perder –como me pasó en Costa Rica-Nicaragua- 4 dólares perdería mucho más. Claro que tampoco era una enorme suma la que tenía pero, 150 córdobas podían traducirse en un gran robo para un cambista.

Tras tomarme los dos jugos, caminé unos 300 mts hasta lo oficina de migración. Me llevé una gran sorpresa allí. ¡¡¡¡¡Me cobraban 2 dólares por salir de Nicaragua y encima, 3 dólares más por entrar a Honduras!!!!!! Es que yo no podía entender como estos dos países de mierda fueran tan, tan, tan pero tan sinvergüenzas. Yo no tenía dólares, solo 2. Así que tuve que otra vez pagar en córdobas en Nicaragua y perder dinero en el cambio que me hacían ellos mismos. Seguido esto, busqué un cambista para cambiar el restito de córdobas que me quedaba a lempiras (la moneda hondureña). Allí un cambista con cara de atorrante me ofreció 8 a 1 es decir, me cambiaba 100 córdobas por 80 lempiras. Yo desconocía el verdadero valor del cambio pues, no había tenido oportunidad ni mucha astucia en averiguar esto previamente como en otros países hice antes. Me fui a buscar una segunda "opinión" y le expliqué de entrada al cambista que no se pasara conmigo, que yo era un pobre desgraciado. El buen señor entendió y decidió cambiarme no sólo un 1 a 1 (100 lempiras por 10 córdobas) sino que además, cuando le pedí que me descontara un dólar de esas 100 lempiras, me dijo que no, que él me lo regalaría….. JUA JUAA!!! Yo no me lo podía creer, no sólo no intentaba robarme sino que además, me regalaba plata!! Pero que análoga que es la vida a veces ¿no?.
Pasé por el lado del primer cambista gordo y feo… y le dije.. "mirá che! no sólo me cambiaron 1 a 1 sino que además me regalaron plata…" No creo que le haya gustado mucho ese asunto pero bue…, pude pagar el impuesto de turismo hondureño y entrar luego de asegurarme de que a la salida de Honduras (cuando entrase a El Salvador) no me volvieran a romper el … bolsillo.







Frontera – Choluteca 20-7

*mucho calor, subidas, dedo, policía, San marcos, lluvia, templo adventista, bomberos.

La entrada a Honduras fue bien desolada. Mi primer encuentro con civilización, después de pasar el pueblito fronterizo de Honduras donde me volvían a gritar Bin Laden, Jesús, fue pasando por un vertedero de basura. Allí los niños y niñas, jóvenes y adultos que revisaban tristemente la basura me volvían a gritar "gringo" etc, etc, etc.

Llegué a San Marcos de Colón y no había ni Cruz Roja, ni bomberos ni, como dicen por aquí, "no había ni verga". Comenzó a llover y fue hasta la policía, yo estaba calcinado por el sol que ya había chupado durante todo el camino desde Somoto. Tenía un gran cansancio y estaba muy molesto por la situación de la frontera y porque no me dejaran en paz en ningún momento en la carretera de este país tampoco al igual que en el contiguo pasado.







Salí de san Marcos y tras pedalear, empujar y, arrastrarme unos 15 kilómetros, decidí pedirle a los policías que habían allí en un retén que me ayudaran. Ingenuo yo en pensar que la policía me ayudaría pues, ésta al igual que la iglesia, no me han ayudado NUNCA en 2 años, bueno, al menos ésta última pues, la policía en Perú era muy bonita y humana. Parece ser que, en general cuando un ser humano se viste con uniforme, se desviste de humano. Es raro ¿no? pero para mí, lamentablemente ha sido 90% así.

Finalmente, tras poca conversación, en San Francisco, allí donde contaba lo de los policías, me consiguieron una camioneta que iba para Choluteca.
No me arrepentí en absoluto de haber hecho eso, el camino tenía unos paisajes in cre i bles, pero era realmente muy duro, quizás, luego de lo que fue el trayecto de Cochabamba a La Paz en Bolivia, hubiera sido lo más duro que atravesara en todo el viaje.

Como no es mi idea el reventar mi cuerpito, dejé de lado ese estúpido ego de enfrentarme a tercos desafíos y opté por esa opción, al fin y al cabo, las cosas no son malas por sí solas, sino más bien, el uso que cada quien hace de ellas es el discutible.

Disfruté de la intrepidez y osadía del conductor que no bajaba de 80 km/h en las curvas cerradas en bajada y en las bajadas desconocía que tenía un freno entre medio de sus pies.

En Choluteca me dejó este señor que se parecía más a un tejano, con botas y el típico sombrero, con camisa extravagante y pantalones de jean con su notable cinturón de cuero adornado. Ahh!! capaz que pensaba que estaba cabalgando, por eso la velocidad!!

De bomberos fui a Cruz Roja pues, no estaba el jefe que era quien podía resolver mi asunto. En Cruz Roja me dijeron que no estaba el encargado (tampoco) y que ellos no tenían la "potestad" para dejarme quedarme allí. Les pregunté si precisaban potestad para ayudar a alguien que lo necesitaba y me dijeron... mmm… "no".
En la vuelta a bomberos donde pensaba esperar al jefe que no se sabía a qué horas volvía, pasé por un templo adventista donde luego de llamar a una y otra persona, me dijeron que tenía que hablar con el pastor…
Yo me quería ca… en la p…. que los p… pero me dije "si esto pasa es por algo".

Me volví a bomberos y allí estaba ese algo. Parado en la puerta estaba el jefe, luego de comenzar el cuento de todos los días me interrumpió y me dijo que, no sólo podía quedarme sino que me mostró el dormitorio donde pasaría la noche con ventilador, en una cama y hasta me ofreció la cocina para cocinar lo que quisiera.

En la tarde comenzó a llover muy fuerte y me senté a escribir y escribir. Como a las 21hs me acosté en el dormitorio con otras 20 almas más. Apagaron la luz al rato de esto y lo único que escuchaba después era…"shhh que está el uruguayo durmiendo", "no hagan ruido maje que el ciclista está descansando" y así hasta que me dormí.




















Choluteca - Nacaome 21-7

*Wendys, lluvia, salida tarde, cambio en estación y comida, bomberos, Onny, David

La campana sonó a las 5:30am y nos levantamos todos. Claro que yo no fui a la formación a pararme firme, pero con la lluvia que aún intensamente continuaba, no podía hacer otra cosa que escribir y pensar cómo y cuándo mandaría todo eso que estaba escribiendo.

Se me ocurrió que tal vez allí tuvieran internet, pero me dijeron que no, pero me dieron la opción de ir a un Wendys (tipo Mc Donalds o Burger King) y que si consumía un café podía hacer uso del internet inalámbrico gratis.

Salí para el Wendys y … se me ocurrió algo magnífico! Entré y con mi cara de "gringo" pregunté en un mal español con acentou extranjerou si hacían "meetings" (reuniones) empresariales.
Yo tenían dos años de barba, camiseta perforada por todos lados y estaba preguntando eso…
Me dijeron que si y entonces dije… "Ah, que buenou, permítame usar su bañou". Me dijeron que si y me indicaron por done.

Lo que se desarrolla a continuación es breve, pero son enseñanzas que recibí de los maestros shaolín en las alturas de Tíbet y mensajes que he ido recibiendo de seres del más allá a lo largo de mi vida.

Entré al baño, a ese recinto sagrado donde hace fuerza el más cobarde y se caga hasta el más valiente y me senté sobre la tapa del inodoro. Abrí con cuidado de no hacer mucho ruido el estuche de la computadora. La abrí y la encendí. Me conecté a la gran madre, a la gran red de redes conocida también por Internet. Mandé y recibí más de 50 mails y, media hora más tarde salí de este sagrado sitio.

No consumí ni un vaso de agua y agradecí en mi perfecto español mal pronunciado asegurando que esa misma tarde volvería.

Se repite lo mismo de antes aquí, Mierdonalds, Wendys, Burger King no son multinacionales terroristas, es uno el que puede usarlas para recrear simplemente placeres superficiales o para mandar correos desde su baño…

Luego de volver de mi aventura inter-higiénica decidí partir tras aceptar el segundo desayuno que me ofrecía el jefe de los bomberos que aún estaba de guardia. Me despedí pero estaban muy ocupados todos como para tomarse unos 30 segundos quizás, y sacarnos una foto todos juntos.

El camino hacia Nacaome lo empecé muy bien. Una buena velocidad y un terreno ameno pero, pronto se despejó el cielo y el tata Inti comenzó a lucirse.

En algún pueblito paré porque no daba más del calor. Me quedaba solo el equivalente a medio dólar. No podía comprar ni un paquete de galletas con eso. El hambre comenzaba a apretar y la deshidratación a notarse.

Entré al minimarket de una estación de servicio. Aire acondicionado y la posibilidad de cambiar 5 dólares era algo sublime en ese momento.

Gatorade, galletas, aire frio, todo lo que precisaba estaba allí, sobre la mesa en la que estaba sentado disfrutándolo. Esto, sumado a que me dijeran que Nacaome estaba a solo 6 u 8 kilómetros de allí me animó a salir incluso, con medio paquete de galletas atragantado. La ruta seguía siendo plana y el tráfico muy leve. El calor se hacía notar pero yo estaba recién "refrescado" así que no había problema aún con esto.

Llegué muy pronto a Nacaome y luego de la visita a Cruz Roja donde, para variar, no estaba la directora, fui a bomberos donde el jefe me recibió impresionado. Me presentó a los otros bomberos que eran también muy simpáticos y me dejó "libre" para que me bañara y descansara.

Eso hice. El plan ahora es bañarme y salir a pasear por el pueblo y a ver si encontraba algo para comer y una radio para "hablar con la gente" y contarles que hacía yo por allí. Hablé un buen rato con los muchachos (bomberos) y salí según mi plan. Todas las tiendas o "ventas" (como le dicen aquí) estaban abiertas pero atendían a través de rejas y yo no conocía los productos además de parecerme un trato muy impersonal y netamente mercantil. No me interesaba eso así que seguí buscando hasta que finalmente en una venta que si me dejaron ingresar compré un jugo de no sé qué.

Con mi jugo de no sé qué me fui a una radio que me dijeron era muy escuchada. Allí conocí a Onny que no me entrevistó pero, me pidió que le contara que hacía por allí. Calculo que la entrevista no me la hizo no porque estuviera mal de la voz como me dijo, sino porque la filosofía de la que yo le hablaba no iba mucho de acorde con su audiencia. Sin embargo, él sí parecía muy interesado en escucharme al punto que, me invitó a comer a un restaurantito que había a una cuadra de allí. Pagó un almuerzo para mí, de oro. Como 3 dólares, mi presupuesto de todo un día, el lo gastó en mí en una sola comida.

Seguimos hablando allí y me pidió que pasara a despedirme al otro día. Él habría la radio muy temprano así que a las 6 ya podía estar allí con toda la carga.

Volví a bomberos y tuve una charla con los chicos. Ellos escuchaban anonadados y me hacían más preguntas y preguntas. Nos dormimos con David, Wilmer y Roder quedó de guardia.

















Nacaome – Santa Rosa de Lima, El Salvador 22-7

*Frontera, estación Puma (Noel), Santa Rosa, Giovanni
*Recorrido por pueblo, ayuda en taller, baño, Giovanni, sandía y San Salvador

Antes que el Sol me levanté y mientras lo veía salir acomodaba las cosas sobre la bicicleta. Los chicos corrían alrededor del camión cisterna y los interrumpí para la foto y mi partida. Les agradecí y pasé como había prometido a despedirme de mi buen amigo Onny.







Este gran personaje ya estaba en la radio y se sumaba al 4to ser humano que probablemente nunca más vuelva a ver pero, al que también le guardaba una primera fila en mi corazón.

La partida de Nacaome fue muy temprano en la mañana para llegar en hora tranquila a la frontera. El camino fue muy ameno y el primer salvadoreño que encontré fue un joven que vendía pan en bicicleta y hacía 30 kilómetros por día para ganarse su comida y ayudar a su familia. A él hube de comprarle casi que obligado para ayudarlo 1 dólar de pan (8 panes) y conversamos un rato allí mientras ambos descansábamos.

A poco de esto me encontré con algo fuera de lo común, si bien había como era de esperarse decenas de camiones estacionados, el trámite de ingreso a El Salvador duró no más de 5 minutos y NO ME COBRARON NADA!!!!, ni siquiera por salir de Honduras.



Continuará