25 ago 2010

CAPÍTULO 7: CENTRO AMÉRICA (V) El Salvador

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Frontera – Santa Rosa de Lima 22-7
Estación Puma y familia López, cena.

Escenas del capítulo anterior.
Con Giovanni hemos estado haciendo malabares los últimos días por internet para encontrarnos en algún punto salvadoreño. Primero era en la frontera de "el Amatillo", luego iba a ser en San Miguel, a unos 60 kilómetros de este bonito pueblo en el que hoy me encuentro y luego, no sé, mañana ya veremos que ha escrito este individuo interesante.

Tras atravesar sin problemas ni contratiempos la frontera, me comencé a preguntar qué tan cierto sería todo lo que me habían contado sobre las maras.

Los siguientes párrafos a continuación, con certeza merecen una detenida lectura 
– Por Giovanni Landaverde alias "el ñaño"-

La realidad social de El Salvador


Ese pequeño país del centro de la América que apenas tiene una extensión de 20,000 Kilómetros cuadrados, no es tan diferente a los demás pueblos de América Latina. 

Tierra habitada por nativos
 descendientes de aztecas y Mayas fue desde el primer contacto con el hombre blanco, allá por el año 1520, una zona de resistencia en contra de la invasión española. Sin embargo, como la totalidad de los pueblos en el continente, fue derrotado y sometido al control de un reino lejano.

Y así damos inicio a la historia de la conquista, que arrasó con el cacicazgo
Reino o Estado en idioma nahuat de Cuscatlán, nombre con el que se le conocía al actual territorio de ese pequeño país, pero al que los sacerdotes católicos llamaron villa de San Salvador y posteriormente renombraron como Salvador, para, después de casi un siglo, denominarse como El Salvador del mundo, y ya, al final, pasados los procesos de la independencia (el 15 de septiembre de 1821) llamarse simplemente como República de El Salvador.

El Salvador fue un destino de pobres, debido a que en su territorio no se encontró mayor cantidad de oro, así que los europeos que se quedaron habitando, fueron los menos ambiciosos pero más explotadores, y se abalanzaron en contra de la tierra y lo que ella producía. Durante mucho tiempo, el cultivo de añil 
que era conocido y gozaba de varias aplicaciones nativas, entre las más importantes, la producción de la tinta de añil fue explotado de forma desproporcional por los nuevos dueños, y sometieron y obligaron a los pobladores a trabajar en los campos de añil, prohibiéndoseles cultivar su sagrada semilla: EL MAIZ.
Producto de esa explotación añilera, la población de Cuscatlán, casi descendió un 80%.; además de las pestes que trajeron los conquistadores; pestes como la gripe y viruela eran desconocidas en el territorio y fueron las causantes de miles de muertes. De no ser porque en Europa se encontró una forma industrial de producir pinturas sintéticas, bien podrían haber muerto todos los habitantes de Cuscatlán.

El proceso de independencia, como en todos los países de América, obedeció más a razones económicas 
expansión de mercados y evitar el pago de impuestos a la corona española que a razones de libertad para los verdaderamente oprimidos, los explotados, los marginados y esclavizados nativo-americanos y mal llamados de forma despectiva: INDIOS. 

Los señores blancos encontraron un nuevo cultivo que sustituyó al añil como generador de riqueza, y fue así que nacieron los extensos campos de siembra de café. De nuevo, el indio fue explotado y condenado a vivir una vida cortando café para ser exportado a las metrópolis mundiales. Producto de la bonanza económica del café, se introdujo la máquina de vapor 
ferrocarril para llevar el cultivo en menor tiempo al puerto y generar mayores ganancias.

Para inicios de 1900, un 50% de la población había sufrido un proceso de mestizaje, ya nadie sabía cuál era su origen, si nativo o europeo. Así que en lugar de seguir clasificando a las personas por su aspecto físico, mejor se clasifico a las personas por su dinero. Así, quién tenía dinero era sinónimo de europeo y de cultura; y quien era dueño de la pobreza, entonces, se le consideraría indio.

La revolución bolchevique y la mexicana, trajeron al territorio ideas progresistas que calaron en el colectivo indígena de esa época. Grupos de campesinos se unificaron para reclamar por tierras y derechos sociales. Sin embargo, los gobiernos conservadores y de hombres blancos, cada vez más encontraron mecanismos de reprimir esas demandas; primero fueron los golpes y de a poco fueron las balas que callaban los derechos legítimos a exigir una mejor vida en un territorio que era de ellos: LOS INDIOS. Y fue así que las comunidades indígenas organizaron una pequeña revuelta en enero de 1932, que los llevo a tomarse una comandancia militar y ondear, por primera vez en América, una bandera roja. Sin embargo, el movimiento era muy débil y al cabo de tres días inició una de las masacres más atroces que los hombres del siglo pasado recuerden: en un mes murieron más de 30,000 personas. La orden dada a los militares fue disparar en contra de todo ser humano vestido como indígena. Los indios, los que quedaron medio vivos, corrieron a quemar todo tipo de vestigio que los delatara como nativos de América y cambiar su vestuario por estilos más europeos. Desde entonces, además de perder la vida, se perdió la identidad, la costumbre, el lenguaje, el color y casi hasta el sabor. De no ser porque el maíz juega un papel muy importante en la dieta de los salvadoreños (ya sean blancos, indios, negros, pálidos o enfermos), bien podrían haber desaparecido las pupusas. Pero ¡qué va!...las pupusas son el plato típico de todos los salvadoreños, hasta de los que no han nacido, porque no hay, ni habrá salvadoreño que no sepa lo que es una pupusa.

La convulsionada historia de El Salvador tiene a 1932 como el año que da inicio a todos los espermas que engendraron la guerra civil de 1981. Cincuenta años de atropellos y gobiernos militares que se apoderaron del país y se lo pasaron de mano como quien entrega un billete. 

Desde 1960 inicia en El Salvador un éxodo de habitantes en busca de mejores oportunidades económicas. Más de medio millón se instalan en el país vecino de Honduras, pero una reforma agraria y un nacionalismo irracional creciente en los hondureños, dio inicio a la guerra entre El Salvador y Honduras. Una ridícula guerra que la historia recoge con el eufemismo de GUERRA DEL FÚTBOL. La mayoría de esos salvadoreños tuvieron que regresar a El Salvador y generaron una presión mayor en el país más densamente poblado de América. 

Las migraciones continuaron a otros países, especialmente Guatemala, Belice, México y Estados Unidos. Fue este último país donde el éxodo fue mayor y buena parte de los salvadoreños se asentaron en la ciudad de Los Ángeles y sus alrededores.

Ya con el inicio del conflicto armado en 1980, esa migración fue creciendo, al punto tal, que en 1990 ya había más de un millón de salvadoreños viviendo en el país del norte.

El conflicto armado continuó hasta 1992, y las consecuencias en términos de vidas fueron un saldo de más de 150,000 personas muertas; la economía prácticamente estancada. Todas las actividades productivas al mínimo y la inversión extranjera nula.

En esas condiciones inicia un nuevo periodo en la historia de El Salvador; un periodo en el que políticamente se habla de paz, pero socialmente siguen existiendo las mismas condiciones que motivaron el conflicto. En pocas palabras: la guerra terminó pero el conflicto continúa…

Las migraciones en las décadas de los 90´s y dos mil fueron mayores, incluso, que las del tiempo de la guerra. En la actualidad, más de tres millones de salvadoreños viven fuera del país. Países como Estados Unidos, Canadá y Australia fueron los grandes destinos. Solamente la ciudad de Los Ángeles contabiliza a más de un millón y medio de salvadoreños.

Esa transculturización de los salvadoreños ha generado un roce entre las costumbres propias de los salvadoreños de El Salvador y los salvadoreños que residen en el exterior, especialmente en lo que respecta a las tradiciones conservadoras y liberales, debido a que los jóvenes residentes en los Estados Unidos conformaron grupos juveniles para auto defenderse de la amenaza de otros grupos étnicos, como los negros, los asiáticos y los blancos. Estos grupos fueron, de apoco, en ser estrictamente juveniles y pasaron la delgada línea entre la rebeldía y la delincuencia. Muchos de estos jóvenes se convirtieron en criminales de las calles de Los Ángeles. Con el tiempo, algunos, fueron detenidos y deportados a El Salvador; 
y fue precisamente de ese contacto, entre el delincuente salvadoreño formado en Los Ángeles y los jóvenes salvadoreños que se da el nacimiento de las maras (al estilo salvadoreño). Grupos, al inicio, comandados por un cabecilla formado en Estados Unidos. A esa transculturización, hay que añadirle la desvalorización que tuvimos de la vida durante la guerra (ver personas muertas era parte del paisaje en el país) y la cantidad de armas que quedaron en la calle después del conflicto. En resumen, pues, el problema de las maras es, la conjunción de varios factores sociales: DESIGUALDAD, GUERRA, INMIGRACION, DESINTEGRACION FAMILIAR Y DESVALORIZACION HUMANA.

Con el paso de los años, estos grupos criminales incursionaron en las diferentes modalidades del crimen organizado: robo, extorción, secuestro, tráfico de inmigrantes y narcotráfico.

El problema de las maras es un problema bastante complejo arraigado en las profundas desigualdades sociales, a la desintegración familiar alentada por la inmigración y el machismo voraz de los padres irresponsables.

La mayoría de autoridades publicita planes represivos en contra de estos grupos de delincuentes, pero ninguno promueve planes efectivos de contingencia, es decir, planes preventivos que hagan minimizar la cantidad de nuevos miembros que día a día engrosan las filas de las maras. En resumidas cuentas, se trata de cortar los frutos del árbol envenenado, pero no se toca la raíz de ese árbol.

Así, quien sabe por cuánto tiempo más nos seguiremos llamando El Salvador


A unos 15 kilómetros de la frontera llegué a una estación de servicios de nombre Puma, allí me encontré a dos trabajadores que me preguntaban molestosamente las mismas preguntas de siempre mientras un tercero, observaba pacientemente el zoológico que se montaba allí entre clientes y trabajadores.
Me dirigí entonces a éste como si no escuchara a los otros (técnica que he desarrollado con casi total perfección) y le pregunté dónde estaban los bomberos en Santa Rosa (pueblo que se ubicaba a escasos 3 kilómetros de esta estación de servicios.

El señor Víctor me preguntó para qué yo quería a los bomberos, que allí no había bomberos. Ya de mala gana le respondí la razón y me dijo que si yo no requería de muchas comodidades que me ofrecía su casa. Yo no podía dar crédito a lo que escuchaba sobre todo al recordar los sustos que me había pegado en Honduras y Nicaragua cuando los policías y bomberos (además de los civiles) me contaban de estas pandillas de crimen organizado, de estas mafias antes explicadas.

Víctor se dio vuelta y sacó una hojita de su bolsillo delantero de su gruesa y ajetreada camisa de trabajo verde. Escribió unas líneas y me dio la nota. Me explicó cómo llegar a su casa ya que él no llegaría hasta pasadas las 22 hs… Yo menos crédito daba a lo que acontecía. ¿Un tipo que no sabía ni mi nombre, mandándome a su casa a dormir con su familia?

Finalmente me dijo que entregara esa nota a su hijo Walter y me dijo "buen viaje" luego de detalladamente explicarme como llegar.

Quedé petrificado, pero antes de que se arrepintiera, pedaleé rápido los últimos 3 kilómetros siguiendo sus más que precisas indicaciones con referencias incluidas como monumentos, nombre de restaurantes que iba a pasar, etc. Llegué al taller de bicicletas que me había indicado y conocí a Walter, un chico de unos 22 a 24 años.
Walter, un chico muy inteligente, muy astuto, técnico en construcción, me invitó a pasar y avisó a su hermana Rosmery que iba a ser uno más para comer…

La exquisita ensalada no estuvo nada mal, pero sentirme en familia como en ese momento no era nada comparado con el riquísimo almuerzo. Linda la conversación que mantuvimos con Walter y Jhonatan (su ayudante de 15 años). Decidí luego de la conversación pasar el final de la tarde ayudando en el taller que ahora Walter y compañía heredaron ya que su papá pasaba trabajando en la gasolinera Puma antes mencionada.

Luego de un refrescante baño, me senté a conversar con Rosmery hasta que llegó Mérida, la mamá, y la integramos reenganchándola en la conversación. Para cuando quise acordar, la mesa estaba servida y me llamaban a comer otra vez. ¡Claro que no opuse resistencia!

-Las pupusas-
4 pupusas de queso con frijoles fueron mi cena.
Las pupusas, comida típica salvadoreña INIGUALABLE en Guatemala u Honduras, constan de dos tortillas de harina de maíz, como si fueran panqueques (tipo creps) con un tamaño de unos 15 cms de diámetro y se coloca entre dos de ellas un relleno que generalmente es de alguna de las siguientes opciones o combinaciones:
-Loroco (una flor silvestre autóctona)
-Queso (un queso muy sabroso y particular),
-Queso con Frijol (rojo, licuado y frito con algunas especies como cilantro),
-Revuelto (chicharrón de cerdo, queso y frijol) o,
-Ayote (tipo zapallito o zuquini )
Éstas van hechas a la plancha, son realmente la comida más rica que he comido en los últimos meses (dejando de lado los manjares que preparaba "el CaLitos" en el UBATUBA) además de ser muy nutritivas por su contenido de proteínas y carbohidratos.
(He ahí una breve y tosca descripción de "las pupusas" para salir del paso…jeje)

El punto es que el único ausente era Víctor pues, hasta la simpática Marlen -novia de Walter- se hacía presente allí. Nos reímos y disfrutamos mucho de una comunicación clara y en un español con un acento que se me hacía muy ameno, entendible y que no experimentaba desde Costa Rica.
Nicaragua y Honduras…; fueron dos lugares en los que me resultaba muy difícil la comunicación EN ESPAÑOL por la poca claridad con la que se me entendía a veces o, con la casi nula comprensión que yo tenía de sus jergas y acentos que arrastraban las "H" las "J" y sustituían regularmente la Y por la LL (como en disculpe amigo=oe mahe). El uso de jergas locales (no las uruguayas mías) y la ignorancia de la mayoría de la gente, hacía que la comunicación muchas veces fuera una especie de tortura agonizante en la que se debía repetir por lado del comunicador o del "comunicando" la frase hasta 3 o 4 veces sumando a las miles de pedaleadas y litros de sudor que había experimentado ese día.

Esa noche cuando acabada la cena, las risas y el hermoso momento que pasamos los 6 [Mérida, Rosmery, Walter, Marlen, Alexandra (la pequeñita) y yo] en la mesa, llegó Víctor. Salimos y nos sentamos donde era el taller, afuera en el garaje, donde conversamos hasta la media noche.
Me contó de su travesía de mojado a EEUU y de su experiencia los años que allí vivió. Él estaba seguro de que no quería volver a trabajar como esclavo y escapar siempre de algo que no podía ver (oficiales de inmigración e inhumanas leyes) como tantos otros migrantes que han regresado a su país (recordemos el caso del Cuchi en Masaya, Nicaragua y el mío propio).

Con Víctor hicimos una muy buena conexión fraternal al punto de que ninguno de los dos tenía voluntad de ir a dormir pero ambos debíamos desarrollar tareas diferentes al otro día. Llegué a pensar y a decirle que mañana me esperaba un día de 60 kilómetros hasta San Miguel, pero no podía dejar de escucharlo, estaba muy entretenida y sabia su charla.

El me dijo que el también tenía que descansar, que las estrellas ya anunciaban que era tiempo de meterse dentro de un nuevo mundo, que lo esperaban 9 horas de trabajo (o algo así) al otro día. Me ofreció una hamaca y allí tras bañarme en repelente dormí hasta las 6 y 30.



Santa Rosa – San Salvador 23-7
Recorrido por pueblo, ayuda en taller, Giovanni, sandía y San Salvador

A la mañana siguiente, con Walter fuimos hasta el cyber a revisar si había algo de Giovanni.
Pues sí, si había un mensaje que me pedía la dirección exacta de mi nueva familia para irme a buscar. Eran más de 200 kilómetros desde San Salvador (y eso, sólo de ida).
El resultado fue que luego de dar una vueltas por el simpático pueblito en donde nadie se dirigió a mí como "Bin Laden" o "Jesús" ni siquiera me miraban como bicho raro, saqué algunas fotos y tras el desayuno siguió el almuerzo.


















Luego, estuve ayudando en la bicicletería ya que, aunque no he estudiado para esto, creo saber luego de casi dos años, cómo descuartizar hasta la última pieza de una bicicleta ¡¡¡Y VOLVER A PONERLA EN SU LUGAR!!! (esto va para mi papi al que le desintegré más de una computadora y a mi tía más de un reloj despertador…)



Luego del riquísimo almuerzo de Rosmery, estuvimos todos tomando mate. Allí sentados, conversando, compartiendo, riendo esperando que llegara Giovanni. A las 17hs, puntual, en el auto de su hermana llego el ñaño. Ese fue el momento en el que lo vi por primera vez ese día. Un personaje muy extrovertido, humano y simpático.

Me despedí de todos los presentes con algo de pena y comenzamos la retirada subiendo la bicicleta en partes en la parte trasera del coche. En el camino paramos en un valle rodeado de majestuosos volcanes a disfrutar de una sandía mientras que nos conocíamos poco a poco.
Un par de horas más tarde, en la noche, llegamos a su humilde morada. De humilde no tenía nada, era un palacio, hasta podía yo elegir entre una habitación con dos somier de dos plazas con ventana al Este y al Sur y otra con un somier de dos plazas y media con vista al Sur. Elegí la que tenía la ventana al sol naciente. Los indígenas de los Andes me enseñaron que uno siempre debe dormir con la cabeza al Este, eventualmente al Norte, y en última instancia al Oeste, pero nunca al Sur. Ellos practican incluso sus meditaciones acostándose en posición fetal desnudos sobre la madre Tierra con la cabeza siempre al Este, por donde nace el tata Inti.

Mi primera noche fue sumamente confortable, luego de dormir en el piso y variados lechos desde el 3 de julio que desembarqué del Ubatuba, 20 días después estaba en una cómoda cama, con un baño para mí solito y una vista envidiable (a los cerros y a la salida del Sol) pero sobre todo, se respiraba un ambiente familiar.

San Salvador – 24-7

Un nuevo comienzo

El día comenzó temprano y fresco. Nos dedicamos toda la mañana a alistar su bicicleta y a discutir ciertos asuntos del viaje. Detalles, experiencias, en fin, a conocernos y a intercambiar puntos de vista y "expectativas" del viaje tanto juntos como separados, tanto a nivel interno como externo.










Giovanni tiene sus últimos examenes para recibirse de abogado el 23, 24 y 25 de agosto y decidió tras pedir mi opinión, acabar con ese asunto antes de salir. Me ofrecí para ayudarlo con todo lo que pudiese con la bicicleta para que se concentrara en su tema pero no para esperarlo hasta el final. A mí me tocaba también sentarme horas y horas a escribir capítulos atrasados del blog, 20 días de capítulos pero con un pequeño detalle…, 4 países atravesados, decenas de personas conocidas es imposible de dejar afuera.

Así fue que los primeros 10 días estuvimos en esto mientras que, paralelamente, fui a una entrevista en vivo en un canal de tv, conocí varios y muy buenos amigos de Giovanni y hasta bañé al Toto, el perrito hermosamente peludo que habita junto con su mamá y él. Su hermana está de viaje en Europa por lo que le cedió su vehículo (como mencioné antes) y lo usamos para hacer varias vueltas por la bici, ir al supermercado, etc. Entre esas vueltas fuimos a la presentación de un libro y a una exposición de fotografías muy impresionantes (pego aquí un par de ellas)



























El ñaño (palabra de origen quechua –idioma de los indígenas andinos- que he adoptado para referirme a mis hermanos del alma) vive en un barrio residencial privado bastante nuevo; en su ingreso, hay 3 o 4 de los 20 mil guardias armados que las 24 horas están alerta en todo San Salvador. Triste es ver como una capital con 1,5 millones de habitantes, además de los servicios de seguridad ordinarios, necesitan de fuerzas especiales privadas armadas con escopetas calibre 12. Para entrar al café de la esquina, a la pizzería o a la farmacia, o incluso hasta tu propia casa debés saludar a un guardia armado que porta su mortal arma como si fueran de juguete, sin ningún cuidado ni responsabilidad en la gran mayoría de los casos.

Alambres "Raizor" electrificados a 110V ofician de estéticos terminales en el cenit de los muros entre un vecino y el otro. Alarmas en todas las casas que son la pesadilla los fines de semana para los vecinos que se quedan en sus casas; muros, muros hasta el cielo que en muchos casos no permiten ver el sol antes de las 11 am ni después de las 16 hs "aseguran" la cárceles…digo… las casas.

Parece que los presos están afuera y los civiles, ahora son quienes habitan las cárceles…




















Continuando
Para mayor asombro aún del público, recibí un mail de alguien que estaba llegando a San Salvador, capital de este frondoso y verde país. El mail era de "el capi" (para los que vienen atrasados, "el capi" no es más ni menos que el capitán con el que navegué 4 meses desde Ecuador hasta Costa Rica pasando y paseando por diferentes ESPECTACULARES islas panameñas.

Giovanni ya sabía todos los cuentos que yo le había hecho del capi así que no dudó en ofrecerle su casa para que pasara allí el tiempo que quisiera y, además, le ofreció el auto para que el capi con Iris (esposa) se movieran libremente por donde y cuando quisieran.

El Capi e Iris llegaron el día 11 de agosto y, para festejar fuimos a comer pupusas al mercado casi que hasta reventar. El ñaño les estuvo explicando todo lo que podían recorrer y a mí, se me caía la baba escuchando los recorridos que el ñaño les ofrecía por diferentes ruinas mayas y lugares –según él describía- espectaculares.







              
Ese día fue bastante tranquilo, pero entre mate y mate recordando aquellos momentos de soledad y compañía en la inmensidad del Océano Pacífico, planeamos el otro día para aprovecharlo al máximo.

Lo que describo a continuación, fue toda una cortesía e invitación del capi e Iris (que, como se imaginarán, detrás de un gran hombre, hay una grandísima mujer).

Visitamos entonces el 12 de agosto Joya de Cerén y San Andrés.
Ambos lugares magníficos, pero sin duda, que el más especial para mí, fue Joya de Cerén.
En este lugar a diferencia de en el resto de las ruinas mayas que se encuentran en toda Mesoamérica, hay asentamientos populares es decir, viviendas de la gente del pueblo de los mayas. Es muy común encontrar todo tipo de ruinas mayas en lo que se refiere a monumentos, lugares sagrados, ceremoniales, pero no así viviendas del pueblo. Pues allí en Joya de Cerén existen y, sólo han investigado un 3% del territorio total que se encuentra plagado de estas viviendas antes mencionadas.

En San Andrés, por el tipo de topografía y paisaje pude sacar muy bonitas fotos que aquí debajo, comparto junto con las de Joya de Cerén y su museo (entradas cortesía del capi e Iris)
De San Andrés además, me gustaría destacar que el guía nos enseñó a hacer añil de la misma forma que lo hacían los pipiles en su soledad y luego, en la diabólica compañía de los españoles.
Nos contó además con gran entusiasmo (como se caracterizaba este personaje) la historia "detrás de cámaras". Dice que los indígenas comenzaron a morirse tras la llegada de los españoles y su esclavitud y opresión en el trabajo. Parece que sospechaban de la fortaleza indígena entonces comenzaron a traer negros de Europa (los que ellos mismos robaban de África). Los negros comenzaron a morirse también apilonados y pensaron que entonces el añil tenía alguna toxina o veneno. Más tarde, comprobaron luego de incontables muertes que hasta los indios o negros, necesitaban comer bien para rendir en su esclavizarte trabajo… ¿Inteligentes los pibes no?


Ruinas de San Andrés
(extracto de Wikipedia)
San Andrés es un sitio prehispánico de El Salvador, cuya larga ocupación se inició alrededor del año 900 a. C. como un pueblo agrícola en el valle de Zapotitán del departamento de La Libertad. Este asentamiento temprano fue desocupado por el año 250 a causa de la enorme erupción de la caldera del Lago de Ilopango, fue nuevamente ocupado en el Siglo V, junto con muchos otros sitios del valle de Zapotitán. Entre 600 y 900 d. C. San Andrés fue la capital de un señorío maya con supremacía sobre los demás asentamientos del Valle de Zapotitán

Para los que quieran indagar más, esto es lo mejor que encontré Ruinas de San Andrés








































Ruinas de Joya de Cerén
(extracto de Wikipedia)
Joya de Cerén es un sitio precolombino de El Salvador situado en las proximidades de San Juan Opico y Las Flores en el departamento de La Libertad en el centro-oeste de El Salvador. Fue habitado por un pueblo agrícola, y después abandonado en el año 250 por causa de la erupción del Lago de Ilopango; y de nuevo habitado en el año 400, siendo tributario a San Andrés.
Este lugar permite conocer la vida cotidiana de un pueblo maya agricultor de hace 1400 años (siglo VII), y el único conocido en El Salvador. 
Es uno de los sitios arqueológicos más importantes dentro de Mesoamérica porque demuestra cómo era la vida para la gente normal. Se refiere a menudo como "La Pompeya de América" en comparación al sitio arqueológico de Pompeya, localizado en Italia.
En el año 1993 la Joya de Cerén fue declarada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Una vez más, para los que sigan sedientos pueden ingresar a: Ruinas de Joya de Cerén


























































































































El 13 de agosto, como para no perder el entrenamiento, en el auto nos fuimos a recorrer el noreste salvadoreño. Paseamos por numerosas carreteras repletas de distintos verdes, volcanes y paisajes que, a pesar de que muchos estaban nublados, no perdían su encanto, al contrario, sugerían cierto misticismo o misterio escarbando imaginariamente dentro de esas espesas paredes de esa intangible nada.
Allí recibí la siguiente noticia que traduzco al español para hacerlo más entendible: Durante el almuerzo de ese día, cerca de la ciudad de Santa Ana, con el capi e Iris reíamos y recordábamos distintas etapas del tiempo que hemos pasado juntos. Allí estaba yo sentado en frente de ellos y el capi me dijo así: -nosotros sabemos lo importante que es para ti este viaje, lo importante y lo llenador que es para ti como Ser Humano el conocer todos estos lugares, por eso decidimos junto con Iris el regalarte el dinero para las entradas a las ruinas que querías visitar-

Creo que hasta los que no me conocen pueden imaginarse mi cara y la emoción. Yo estoy viajando con un presupuesto cada vez menor, hoy por hoy (hasta justo antes de llegar a lo de Giovanni, puesto que durante este tiempo no he gastado casi nada) mi presupuesto se había reducido de 5 a 2,8 dólares. Esto implicaba comer solo dos veces al día. En el intento de prolongar el viaje lo más posible, reduje el presupuesto al máximo. Ya no existen más lujos (si es que antes existían), más extras, etc. Para alguien como yo que está contando cada moneda (sin exagerar) que gasta; que le lluevan del cielo las entradas en PROMEDIO de 20 dólares cada una para más de 3 lugares diferentes era muy fuerte.

Ese día terminé, y no por la plata sino, por el bondadoso gesto del capi e Iris muy sereno, muy agradecido con el Universo, más que de costumbre.

El 14 con Giovanni, el Capi e Iris fuimos a visitar el volcán "el Boquerón". Hermoso lugar (ver fotos) que dio lugar a un exquisito desayuno con las mejores pupusas de El Salvador e un mirador (creo que se llama Mirador Don Juan o algo así) con una vista que no lo envidiaba nada al desayuno y la compañía.














Más datos nos dio Giovanni y nos ofreció de hacer un paseo de Eco-agroturismo con un conocido de él que llevaría a otros locales. A todos nos gustó mucho la idea y accedimos.

Al otro día, el 15 fue a buscarnos hasta la propia casa de Giovanni un amigo suyo con quien hubiéramos salido a correr unos días antes, su nombre es Paul. Un muy buen amigo de Giovanni que también iría a este paseo y nos llevaría a los 3 mientras el ñaño aprovechaba el día para estudiar.





Fuimos a la bahía de Jiquilisco. Aunque al principio el paseo estaba un tanto aburrido por la falta de confianza y el paisaje lluvioso, todo cambió cuando llegó la hora del almuerzo. Allí la gente parece dejar de vestir sus máscaras de personajes extraños y a disfrutar de este momento del día. Luego de una siesta comenzó la acción…










































El guía nos ofreció para ir al lago a dar una vuelta en canoas. El recorrido hasta la laguna fue en dos vehículos, una Toyota 4x4 y una Ford Explorer con asientos de cuero y 4 llantas (cubiertas) de, como mil dólares cada una pero, sólo con tracción trasera. Pese al alto costo de la "For", patinamos y patinamos hasta llegar a la "laguna" (le llaman laguna pero en realidad es una bahía bastante metida). El paseo por ésta fue realmente muy relajante y bonito, en unas canoas construidas de árboles ahuecados y sin remos, sino empujadas como si fueran góndolas por largos palos.















































Al finalizar ese paseo, el guía nos invitó a ver la puesta de sol a la playa. Ya estábamos sobre los últimos minutos por lo que debíamos apurarnos. El paseo se trasformó en un asunto un tanto resbaladizo. A tal punto que quedamos varados en medio de un gigantesco charco que la Explorer pese a sus carísimas ruedas no podía salir... Comenzó a entrar agua por las puertas traseras y finalmente, tanto escarbamos con la misma camioneta que quedó suspendida sobre el chasis sin posibilidad alguna de poder salir. Tuvimos que llamar al guía que iba en la rotosa y despintada 4x4 para que volviera a sacarnos. Eso sucedió. Pero ya se había puesto el sol. Decidimos volver por el mismo camino y entre patinadas y más patinadas logramos salir al no menos precario camino principal pero al menos, no había barro (bue... tanto barro) El paseo en resumen fue toda una aventura, realmente hacía tiempo que no sentía ese tipo de adrenalina. En ese momento noté que la adrenalina no es una sola, y que realmente vale la pena vivir la vida con adrenalina en ascenso. No sé hasta cuanto, pero si hasta cuando, hasta el mismo instante final (si es que en realidad hay un final)

A la vuelta igual que a la ida, pasamos por un lugar mágico, por un lugar…
¡¡¡lleno de pupuserías!!!
Cenamos y reímos durante una hora recordando los gritos de las chicas que decían que estaba entrando agua para adentro del vehículo, recordamos las bromas y las diferentes reacciones, cuando veíamos salir durante VARIOS minutos agua de dentro de las puertas traseras cuando salimos del cráter en el que nos habíamos empantanado. La verdad que disfrutamos mucho el paseo (también cortesía del capi e Iris)




Llegamos a la casa de Giovanni tarde, urgidos por hacerle todos los cuentos y volver a reírnos durante un buen rato.

Luego de la alegre despedida del capi e Iris los días fueron pasando hasta que decidí dos cosas. La primera marcar una fecha de salida y la segunda, ir al museo nacional de antropología de San Salvador.

Museo de Antropología
Las fotos hablan por sí solas, pero si hace falta cualquier aclaración me lo hacen saber pues, tuve un guía particular, para mí sólo (más tarde se convertiría en mi amigo Romel Medina Méndez) y grabé todo el recorrido con la grabadora manual.
Me gustaría no obstante resumir un poco de que va todo esto de los Mayas.
















A diferencia de lo que cuentan la mayoría de los documentales de Éstos, los mayas no desaparecieron sino, se expandieron y fueron desasociándose de sus tribus concentradas a lo largo de toda Mesoamérica (término que hace referencia a un área cultural que incluye parte de Méjico y Centro América)
Con una estructura jerárquica similar a la de los indígenas andinos, los mayas estaban organizados en tribus o aldeas civilizadas. Se encargaban de adorar a sus decenas de dioses incluso hasta haciendo sacrificios animales y humanos como extirpar el corazón o despellejarlos vivos para luego colocar la piel sobre las figuras de sus dioses. Cultivar la tierra entre otras tantas cosas como el estudio del Universo eran los quehaceres a los que se dedicaban esta cultura tan avanzada. Hace 1200 años los mayas midieron la distancia de la órbita terrestre, con tal precisión que la NASA hoy, sólo tiene diferencia de unos cuantos CENTÍMETROS, midieron el año del planeta Venus que hoy la NASA difiere sólo en 0,8 días menos de los 583,92 días en total; descubrieron el momento exacto de cambio de las estaciones y lo dejaron patentado en uno de sus monumentos más importantes como es la pirámide de Kukulkán (en Chichén Itzá), desarrollaron un calendario perfecto al que no hay que agregarle ni quitarle nada cada 4 años como en el calendario gregoriano (el que usamos todos por simple capricho de un Papa) En fin, por este y otros tantos motivos más, es que estoy indagando en los pueblos, en los museos, en las ruinas pues, es una cultura que entre otras tantas obras de arte, trae consigo la obra de arte final, valga la redundancia, el día final.
Por algún extraño motivo esta cultura abandonó sus estudios hace 800 años y finalizó el calendario antes mencionado el 21 DE DICIEMBRE DEL AÑO 2012.































































































Aparentemente la cultura Maya se ha extendido a un nivel diferente al de la cultura andina. La cultura Maya ha seguido viva, pero de alguna forma escondida. Han preservado gran, gran cantidad de su cultura y sus monumentos sin dar muchas explicaciones a los curiosos. No han permitido que a través del conocimiento de sus principales lugares ceremoniales, se pueda llegar mucho más lejos que eso debido a la complejidad del lenguaje pero, sobre todo, de la cosmovisión que ellos poseían la cual muchos frailes incluso, viviendo en esa época, no lograron traducir con claridad como es el caso del Popol Vuh, lo que vendría a ser la biblia de los Mayas. Unos creen que por su sabiduría milenaria, otros le adjudican tanto conocimiento y sabiduría a seres extraterrestres.

A pesar de las variaciones lingüísticas existentes en toda la cultura andina en Sudamérica, es posible una relación y estudio integral de las sub culturas, las incaicas, post y preincaicas, sin embargo, la variación aquí de lenguas es realmente impresionante y lo complica todo. Veintidós son las lenguas que, actualmente, se mantienen aún en Guatemala, sumemos las de Honduras, El Salvador y el sur de Méjico. Las lenguas difieren tanto unas de las otras que no hay un solo sonido en común con un mismo concepto o definición.

Los mayas no son un sólo grupo, son una instancia del tiempo, son una zona geográfica, son una sabiduría ancestral incomparable pero, los mal llamados mayas, caen en una generalización global pues, los mayas iniciales eran una tribu que se fue misturando con otras y otras y variando en algunos casos, sutilezas, en otros, asuntos realmente opuestos.

He visto en museos en diferentes puntos geográficos muchas discordancias y, en realidad, no son desacuerdos y puntos de vista, es que estamos hablando de diferentes grupos así como si habláramos de los sudamericanos y esto, nos hiciera concluir que todos los sureños toman mate o mascan coca.






































































































Me han explicado que incluso el mismo idioma de los indígenas que ocupaban el hoy territorio salvadoreño, los Pipiles, según la zona en la que estuvieran hablaban con diferentes acentuaciones e intensificaciones en sus expresiones.
Esto termina de aclarar del todo que a pesar de que, por ejemplo, los argentinos hablen todos el español, a un capitalino probablemente le sea complicado entender a un cordobés cerrado. Ni que hablar que un paceño (La Paz) hispanoparlante no entenderá más de dos palabras en aymara (idioma indígena local boliviano)

Somaj Punchai era como decía yo buenos días en quechua en Cochabamba. Saliendo de allí y a sólo 100 kilómetros, ya nadie me entendía. En Perú, se habla quechua también igual que en Cochabamba, sin embargo, al saludar con mi Somaj Puchai, ya nadie me entendía.

Las fotos del Museo Antropológico de San Salvador (3 dólares la entrada que sí vale la pena CON guía incluido), están en el mismo orden que hice el recorrido. No hace falta más que abrirlas en el orden que aparecen y leer con atención. Tengo igualmente el archivo de audio con la explicación del recorrido que complementará a los que quieran saber un poco más sobre este interesantísimo asunto que, nos ayuda a entender y entenderNOS un poquito más.
Un día más pasó hasta que finalmente, el 20 de agosto partí hacia Guatemala con destino a las ruinas de Copán en Honduras. No es necesario mucho más que mirar un mapa para entender esto. Por cuestiones topográficas, no me convenía salir de San salvador hacia el Norte de El Salvador lo cual hubiera sido una masacre teniendo en cuenta que voy con más de 60 kgs. y las alturas máximas en esa zona de El Salvador son de 2 mil y pico largos de msnm.

El 20 de agosto llegué luego de un buen par de empapaduras a un pueblito muy simpático llamado Texistepeque donde, luego de investigar en Cruz Roja y no encontrar a nadie, me vieron husmeando por la ventana unos señores y se acercaron para ofrecerme ayuda. Al escuchar mi cuento me dijeron que eran trabajadores de la alcaldía y que me podía quedar allí esa noche. Me dieron un colchón y lo que siguió a continuación me hizo acordar a Nicaragua, específicamente al pueblo de Sébaco donde llegué a Cruz Roja justo el día de una celebración y la música duró hasta las 2am… En este caso a las 20 hs se acabó el show de música y barullo y procedí a mi cena reflexiva en mi colchoncito prestado.

A primeras horas de la mañana, junto con el Sol partí de Texistepeque, último lugar salvadoreño donde tuve la oportunidad de disfrutar y pernoctar. La última parada fue en Metapán a comer mi indudable último desayuno de pupusas. Recién hechas, calientes como novia de bobo fue un desayuno nostálgico en el que me encontraba a escasos kilómetros de la frontera de Anguiatú. Me encontraba y desencontraba interna y psicológicamente pensando en dónde estaban las maras. A donde mierda habían ido a parar la maras salvatruchas que de las cuales desde Nicaragua me habían venido advirtiendo y asustando.


No fue suficiente con lo que me hablaron fuera y dentro de El Salvador como para que en medio de la carretera me interceptara un ciclista que iba en mi sentido y comenzara a llenarme las pelotas otra vez con las pinches maras… Paré la bicicleta y le dije "mi amigo, las maras son una mentira, no me llene con eso que no creo en papá Noel ni en los reyes magos".

Recorrí cientos de kilómetros –por no decir más de mil kilómetros- dentro de El Salvador. A pie, en auto, en bici, en bus, salí a correr, me metí en zonas capitalinas que, según me dicen son "fregadas" y las maras…. ¡y Nada!
¿Tan feo seré que ni ellas me quieren? O ¿será un invento más de los medios para mantenernos en casa consumiendo por teléfono y desintegrando lo poco que nos queda de almas con la "dichosa" caja estúpida?

Creo que el título de la próxima película que haga se llamará "Donde fueron a parar la maras"

Como sea, una hora después de mi desayuno, ya estaba pedaleando y dejando atrás otra línea imaginaria, otro pedacito de tierra adquirido y poseído por más de un estúpido patriota que hablan de mi y tu país fomentando así, más líneas tristemente imaginarias pero distancias humanamente reales. Esa línea se llama Anguiatú.


















Mil gracias a todos quienes me crucé en El Salvador, mil gracias a los que me tendieron una mano y sobre todo, a los que NO me ayudaron en nada (que fueron muy pocos) pues, de ellos son de quienes más aprendo. Gracias a TODOS quienes conocí, a los amigos de Giovanni, a Anita, a la mami del ñaño (yoyo), al toto (el perro) a toooodititos! ¡Beso, aplauso y abrazo para esta Tierra mágica donde todo es posible!


Gracias también a papá que subió todas las fotos que ustedes ven

Fotos curiosas


Protesta en contra de la ley de Arizona (hay un artículo al respecto en mi Facebook)






Vida diaria en la casa del ñaño



 






















Fotos de San Salvador



 






Continuará...............