En el estadio (junto al cual hay un velódromo) nos recibió un resfriado Daniel Ramírez, hombrecillo orondo y con algún que otro tic divertido al hablar. Una vez más, hallamos en él a otro enamorado del ciclismo que en la actualidad inicia a un neófito en tal disciplina.
La misma tarde de nuestra llegada, Jazmín perdió su documento de viaje (carnet de identidad). Buscó exhaustivamente: fue a radios, canales de TV y comisarias, pero sin ningún éxito.
Esa noche conocimos a Peraza, un coloso de 125kg, rasgos charrúas y ojos claros. Jugador de fútbol profesional, entrenador de éste y otros deportes, estanciero, criador de caballos de carrera, músico, aventurero, Casanova. . .parecía haberlo hecho todo. Pocos temas había con los que no estuviera familiarizado y su repertorio de anécdotas no tenía fin: viajes a dedo por Argentina y Paraguay, idilios con garotas de Puerto Alegre, cruceras asesinas a las que dio caza, etc. Con el aplomo de un jefe indio, se sentaba sobre sus descomunales ancas y hacía fluir su voz serena y algo tímida hasta las 22, hora en que desaparecía como una gruesa Cenicienta a medianoche. Una tarde nos convidó a una velada musical gauchesca en la que, entre serenatas y cantos folclóricos, nos embelesó con su arte discreto y nítido a las seis cuerdas, que templaba con sus enormes dedos de campo. También nos mimó con cuatro litros de la delectable leche de sus lecheras y le recomendó a Jazmín que fuera al día siguiente a la radio Zorrilla de San Martín y anunciara, en el conocido espacio del “Ratón” Ortiz, el asunto de la pérdida del documento. Gracias a esta entrevista, y a otra más que le hizo, Jazmín se convirtió en la célebre chilena de los documentos extraviados. Gracias a esto, muchos tacuaremborenses pudieron lucir lo mejor de cada uno a través de la generosidad y la solidaridad que nos mostraron.
Foto del Velódromo Municipal tomada desde el Estadio Municipal de Tacuarembó
Gracias a lo del documento, Neneco, encargado de mantenimiento, no extendió la permanencia en el estadio del viernes a todo el fin de semana.
Y gracias a esto último, tuvimos el espléndido placer de conocer más en profundidad a un singularísimo personaje: John Mina.
John Mina, que conocimos de sereno por sustitución, es ciertamente un personaje digno de párrafo panegírico. Gordito, bajito, con una descomunal cabeza de prominente calva, es difícil dar con alguien tan francamente feliz, alguien cuya actitud parece decirte: “¿te quieres tomar la vida en serio? Pues pásatela riendo.” Bromas, chistes, cuentos, su repertorio de gracias no dan con tope. ¿Cómo puede alguien reír tanto? ¿Cómo puede alguien mantener ese ánimo casi inalcanzable entre la lucidez y el delirio que le permite vivir con los pies en la tierra y la cabeza en las nubes al mismo tiempo? John Mina, un payaso por naturaleza, un payaso en el mejor sentido, un sentido que quizá todos deberíamos envidiar.
Durante nuestra estancia en Tacuarembó, el día 27 de agosto, miércoles, acaeció la muerte de Héctor. Como con el Héctor mitológico, se volvió a demostrar que ningún cuerpo colosal, ninguna voluntad férrea, por mucha salud y fuerza que ésta emane, puede resistirse al influjo del hábito más sano de la vida: la muerte. ¡Que tengas muy buen viaje, Héctor, hacia la memoria eterna!
En la foto se ven Pablo, Daniel Ramírez, su señora, Jason, Peraza y Jazmín
Salimos de Tacuarembó el domingo 31 de agosto y recorrimos unos veinte kilómetros hasta llegar a Valle Edén. Pablo volvió a pinchar a dos kilómetros del Cerro Cementerio.
Llegando a Valle Edén
Acampamos en el camping municipal a orillas del río Jabonerías y, pasando por el puente colgante, nos acercamos al museo de Carlos Gardel, que está cerca de la estancia de la Rosa, donde la leyenda del tango nació. Interesante la historia de sus turbios orígenes como hijo ilegítimo de un tal coronel Escayola que se casó, una a una, con las tres hijas del cónsul italiano en Tacuarembó. Luego lo adoptó una actriz francesa, Berthe Gardes, de quien el célebre tanguista tomó el apellido con el leve cambio de la consonante final. Y que nadie se confunda: ¡Gardel es uruguayo que no ni no!
Dejamos Valle Edén al día siguiente luego de pasar por la escuela 23 y conversar con los chicos de allí. Nos contaron lo que estaban estudiando y nosotros le contamos de nuestro viaje, de donde era cada uno de nosotros y nos hicieron firmarles los cuaderos a cada uno de ellos escribiéndo además una dedicatoria personal según lo que nos había parecido cada uno de ellos en la hora que habíamos compartido allí.
Culminado esto, avanzamos unos 18km hasta Tambores.
En Tambores, un pueblo de unos dos mil habitantes a 8km de la ruta 26, pasamos la noche en una antigua oficina aneja a la Junta Local; y todo por la gracia e intercesión de su secretaria, Nilba, y la generosidad de su presidente honorario, Francisco Revilla.
La gran curiosidad de Tambores es su emplazamiento geográfico justo en el límite (señalado por la avenida principal del pueblo) entre los departamentos de Tacuarembó y Paysandú; todo un desastre administrativo si se tiene en cuenta que cada departamento tiene en la Intendencia partidos rivales: Tacuarembó al Partido Nacional (de derechas) y Paysandú al Frente Amplio (de izquierdas).
De madrugada, salimos en un camión que iba a Paysandú a por combustible. Nos dejó en la radial (empalme) por donde se accede a la ruta 3 en dirección a Salto y a la frontera con Argentina.
Recorrimos apenas 30km con viento a favor y llegamos a las termas de Guaviyú, donde decidimos pasar el resto del día y la noche para regalarnos los placer de sus terapéuticas aguas termales.
A la mañana siguiente volvimos, una vez más, a la carretera.
Pasamos por las termas de Daymán e intentamos buscar alojamiento en la estancia de la Aurora, por aquello que cuentan de los avistamientos de ovnis. El dueño o encargado (un tal "Tulio"), seca pero correctamente, nos denegó la estadía y declaró que el tal Sixto Paz (precursor de lo de los avistamientos) era un “payaso” que se había dedicado a difundir “pelotudeces” sobre la estancia. Podíamos, si lo deseábamos, pasar enfrente a conocer la famosa gruta del Padre Pío; eso sí, absteniéndonos a pernoctar o a realizar ritos paganos.
De modo que sólo nos quedaba eso, descubrir la famosa gruta del Padre Pío. Allí se encuentra una estatua erigida al único beato oriental de origen italiano, rodeada de infinidad de placas agradeciendo al santo intercesor el haber escuchado todas las plegarias de sus plañideros devotos.
Después de la visita al sacro lugar, reemprendimos el rumbo a la ciudad de Salto, a la que llegamos alrededor de las 16h.
Mediante unas gestiones con la Casa de Gobierno y la dirección de Asistencia Social de Salto, logramos encontrar un hueco en el Círculo Sportivo.
También en Salto, contamos con el apoyo de Motociclo (50% de descuento en el inflador que compramos).
No solo nos atendieron con la simpatía que los caracteriza, sino que nos enviaron al service el cual nos hizo el último que recibiríamos en territorio oriental. Julio Gómez (el técnico que fue a Sydney 2000 con Milton Winans, medalla de plata) nos asesoró en muchas cosas que no teníamos ni idea y nos dió repuestos para la "caja de centro" (eje sobre el que giran los pedales).
El 6 de setiembre, Jazmín cumplió 24 años. Fuimos a festejarlo a una pizería (la cual invitó la mamá de Pablo a travez de la tarjeta de crédito) y de postre fuimos al supermercado a comprar un litro de helado "Crufi" y medio kilo de dulce crema de leche Conaprole.
Muy precario pero los tres la pasamos muy bien. En todo caso, luego de arroz integral casi durante un mes seguido, cualquier cosa que saliera de ese esquema hubiera sido para pasarla bien.
Gracias Silvia y Carlos en nombre de los 3 que tan contentos nos acostamos esa noche con la panza llena luego de 3 pizetas un litro de jugo de naranja y el bendito helado cno dulce de leche.
Finalmente, el martes 9 de septiembre cruzamos el puente de la represa de Gran Salto. Salimos de Uruguay y cerramos el primer capítulo del viaje para abrir uno nuevo: Argentina. Esperamos que esta narración haya sido del agrado del lector. Prometemos una continuación tan pronto como las circunstancias la propicien.
Por último, agradecemos de todo corazón a aquellos que nos estén acompañando en esta gran travesía cultural y personal a través de estas torpes narraciones y dejamos aquí algunas otras fotos de Salto para culminar la etapa URUGUAY con este 5to capítulo.
La primer foto es un monumento que hay construído en la costanera en homenaje a Horacio Quiroga, célebre escritor uruguayo (salteño).
http://es.wikipedia.org/wiki/Horacio_Quiroga
Luego aparecen dos vistas de Concordia, Argentina desde Salto, República Oriental del Uruguay.
También mas abajo se puede ver la belleza de la pulcra plaza principal de Salto.
Por último aparecen 3 fotos del Museo del Hombre y la Tecnología hubicado también en esta hermosa y tranquila ciudad.
¡Muchas gracias y hasta pronto!